Les Corts vive la bronca del año
Cotino expulsa de la tribuna de invitados a un grupo de representantes de los dependientes por interrumpir el pleno | PP y oposición acaban a gritos en la última sesión de control a Fabra
HÉCTOR ESTEBAN ,
Viernes, 30 de noviembre 2012, 12:41
Les Corts han entrado en una deriva preocupante con espectáculos bochornosos como el vivido ayer por la mañana en la sesión de control al presidente del Consell. Fabra llegó a la Cámara con un titular debajo del brazo: el pago de 10 millones de euros para cubrir la nómina de los profesionales que tratan a los dependientes. El presidente, minutos después, se marchó muy serio con un anuncio que terminó en anécdota. Hace tiempo que en Les Corts se abandonaron las formas propias del parlamentarismo.
El hemiciclo fue el escenario de uno de los capítulos más vergozantes de la presente legislatura. Todos los grupos parlamentarios a la gresca, a gritos, traicionando la esencia del parlamentarismo: el debate.
La bronca se montó al final, en la repregunta de Marina Albiol. La diputada aludió a Andrea Fabra y su famoso: «Que se jodan». A continuación enlazó con las teles de plasma de Pilar Sol y la «panda» de Blasco. Unas valoraciones que hicieron revolverse al popular Jorge Bellver que era sujetado del brazo por su compañero Rafael Maluenda para que se estuviera quieto. La inquietud de Bellver provocó que la diputada de Compromís Mireia Mollà se levantara y a gritos dijera que la «panda» no era la bancada del PP «sino Tauroni». Mollà cogió sus bártulos y se largó chillando por los pasillos. Fue el vermú de la bronca.
Durante la contestación del conseller Jorge Cabré a Albiol, uno de los invitados que hizo la marcha por la dependencia preguntó a gritos desde la tribuna: «¿Pero cuándo vas a pagar?» En ese momento, el presidente de Les Corts, Juan Cotino, con el Reglamento en la mano, pidió que desalojaran a los nueve miembros de la marcha de la dependencia. Al oponer resistencia, los servicios de seguridad los cogieron del brazo para invitarles a salir mientras exigían dignidad para los dependientes. Los expulsados, según el Reglamento de Les Corts, pueden ser sancionados una vez visto el informe policial.
La expulsión provocó un efecto resorte en Esquerra Unida y Compromís que se pusieron en pie aplaudiendo a los desalojados. Por empatía, dos tercios de los diputados socialistas siguieron a los minoritarios mientras su portavoz, Antonio Torres, sentado y con cara de póker no daba crédito a lo que hacían sus compañeros liderados por Juan Soto y Josep Moreno. La bisoñez de algunos socialistas es preocupante.
Tras el desalojo, Bellver se hizo con la palabra en su segundo intento. El presidente, Juan Cotino, que llamó «señora» a Morera cuando quería dirigirse a Marga Sanz, desbordado por los acontecimientos se la concedió sin preguntarle para qué la pedía. El portavoz popular acusó a la oposición de insultar y de «reventar» la actividad parlamentaria.
La intervención del portavoz popular hizo un flaco favor al anuncio de Fabra de dar 40 millones antes de fin de año para la dependencia, ya que alimentó la jarana que buscó la oposición. El clímax del surrealismo llegó cuando el socialista Antonio Torres le pidió a Bellver que retirara que los socialistas hacían «apología del terrorismo», unas palabras que nunca salieron de la boca del síndico popular.
El jaleo siguió en pasillos. Mónica Oltra, en su salsa, pidió barra libre en la tribuna de invitados de aquí en adelante y tiró de amarillismo para criminalizar a los servicios de seguridad por el desalojo. Torres respaldó la decisión de Cotino de expulsar a aquellos que interrumpen el pleno pero no supo explicar la actitud de los diputados de su grupo que se sumaron a la algarabía de Compromís y EU, cuya portavoz anunció que pedirá la reprobación de Cotino.
Bellver, por su parte, siguió con su argumentario y vio como Enric Morera, en un gesto de mala educación, interrumpió sus declaraciones a la prensa en pasillos: «Jorge, que esto no es el Ayuntamiento». El portavoz popular se mantuvo firme en su posición aunque en su grupo hubo varias voces discordantes por la estrategia adoptada. Bellver calificó la actitud de la oposición de «circo».
El PP, sin mayoría absoluta
El grupo popular jugó ayer con fuego. En la bancada popular no estaban todos sus diputados. En algunas votaciones faltaron hasta 11 parlamentarios por lo que si hubiera estado toda la oposición en pleno hubieran perdido varias de las votaciones planteadas.
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