Firmado: Amy Martin
Cuando Irene Zoe Alameda tenía 4 años, su padre le echó las cartas y le predijo que sería escritora. La articulista fantasma que cobraba del PSOE es por ahora su personaje más logrado
PPLL
Sábado, 26 de enero 2013, 03:44
Un comunicado de siete páginas se ha convertido en la obra más leída de la escritora Irene Zoe Alameda. Puede resultar frustrante para uno de los nombres más prometedores de la novela experimental, una mujer de 38 años que se presenta a sí misma como «creadora en los ámbitos literario, cinematográfico y musical», pero también es verdad que no se trata de un comunicado cualquiera. La autora no se limita a identificarse como Amy Martin, la articulista fantasma que ha cobrado a la Fundación Ideas del PSOE unos 50.000 euros, ni tampoco queda satisfecha con exculpar llanamente a su marido, el destituido director Carlos Mulas, de quien afirma que ignoraba todo el embrollo, sino que además hace literatura. Escribe, por ejemplo, que «la figura de Carlos Mulas Granados se ha visto vilipendiada de forma insólita e irracional, aplastada por una especie de enorme bola de furia que pone de manifiesto la sed de sacrificios de nuestra herida sociedad». Y dedica más de una página a explicar la génesis de Amy Martin: cómo nació el personaje, de dónde le viene el nombre, sus vínculos con el resto de su producción... Así que habrá que reconocer su aportación a un género, el comunicado, al que tanto daño han hecho los sosos representantes de tonadilleras y futbolistas.
Si no fuese por la pasta y por los vínculos con quienes la administran (hay que sumar otras cifras sospechosas, como los 122.000 euros con los que el Gobierno de Zapatero subvencionó tres cortos suyos o el sueldo de 100.000 anuales que le correspondía como directora del Instituto Cervantes en Estocolmo, nombrada también por los socialistas), Amy Martin podría quedar como un gracioso artefacto literario. Pero esos factores arruinan todo el encanto del engaño y hacen que el secretario de Organización de los socialistas, Óscar López, pudiese resumir ayer el caso en ocho palabras, el equivalente a una crítica demoledora: «Había un golfo que estaba engañando al PSOE», dijo.
Cuando Irene Zoe Alameda tenía 4 años, su padre, un ingeniero aficionado al tarot, le echó las cartas y le confirmó que algún día sería escritora. Eso, al menos, cuentan las reseñas biográficas que existen sobre ella, aunque da un poco de miedo concederles crédito tras conocer su talento para la autoinvención. La autora madrileña escribió su primer cuento a los 11 años, pero al final traicionó su vocación original y decidió empezar la carrera de Ingeniería Aeronáutica, en la que aguantó un curso: después pasó a Filología Hispánica y se especializó en Literatura Comparada, pero la aviación sigue presente en su vida, porque dicen que nuestra protagonista sabe pilotar. Se fue de lectora a Bonn y se doctoró en la Universidad de Columbia, en Nueva York, con una tesis sobre la literatura picaresca en la Europa de posguerra. De ella se puede sacar alguna frase aplicable al 'caso Amy Martin', como la siguiente: «Lo picaresco ha permanecido vigente con mayor o menor eco, según el momento histórico, a lo largo de cuatro siglos».
El 11-S, en Nueva York
Alameda, admiradora de Julio Cortázar, Louis-Ferdinand Céline y Virginia Woolf, estuvo cuatro años dando clase en Columbia y viviendo en un apartamento cercano a Harlem. En Nueva York le pillaron los atentados contra las Torres Gemelas, sobre los que escribiría un relato titulado 'September 11'. En él aparece el personaje de Adda Weinstein, una huidiza escritora de la que solo se conocen el nombre y las obras, a la que sus amigos llaman Amy. En Nueva York se dedicó también a avanzar en su primera novela, 'Sueños itinerantes', un libro voluminoso que Seix Barral publicó en 2004 y que sorprendió gratamente a figuras como Pere Gimferrer o Juan José Millás. No le falta algún rasgo chocante, como el uso de signos y números: «Es 1 manera de hablar. Te hace falta comer +», dice uno de los personajes.
De nuevo en España, se ha dedicado a las diversas facetas de su arte, con una rentabilidad pasmosa para estos tiempos de presupuestos tristes y con una versatilidad que obliga a ponerse telegráfico. Irene Zoe Alameda forma parte del dúo de electropop Reber, en el que adopta la personalidad de Galatha, una criatura con aire de androide gótico. Ha dirigido varios cortometrajes y ha compuesto sus bandas sonoras. Estuvo diez meses al frente del Cervantes sueco, donde no dejó muy buen recuerdo. Ha publicado ensayo y traducciones mientras avanzaba en su segunda novela, 'Warla Alkman', que -según anuncia en su comunicado- está a punto de publicarse. Y, por supuesto, se ha desdoblado en Amy Martin, su personaje más logrado, la cumbre de su concepto de la literatura como «replanteamiento de la realidad».
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