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LAURA GARCÉS
Lunes, 11 de febrero 2013, 17:00
Gran número de calles de pueblos y ciudades, donde se encuentra la casa de miles de pacientes, son ya el mayor hospital de la Comunitat. No hay centro sanitario que supere en camas al número de enfermos dependientes de alguna Unidad de Hospitalización a Domicilio (UHD). Sanidad tiene capacidad para atender cada día a 1.424 personas en su propia casa, cifra que supera el número de camas de los hospitales más grandes de la Comunitat: La Fe cuenta con 983 plazas de ingreso y el General de Alicante con 801.
En 2011 las UHD dieron 35.666 altas, lo que significa que cerca de 36.000 ciudadanos ya fueron atendidos por la itinerante unidad de ingreso, confirma el responsable de la UHD del Hospital Clínico, Vicente Gimeno. Esos miles de enfermos no necesitan salir de casa, reciben a los equipos médicos. Su propia cama es la plaza hospitalaria a la que los profesionales de 24 UHD acercan a diario las batas blancas que salen de las cuatro paredes de un hospital.
La apuesta se lanzó hace años sin que haya dejado de extenderse, incluso se intensifica la tendencia. Las circunstancias se imponen. El sistema sanitario necesita puntos de apoyo que garanticen su sostenibilidad.
Como pilares ha escogido la hospitalización domiciliaria y otras medidas, que también tienen como destino la casa, el entorno familiar de cada paciente: cirugía sin ingreso, enfermeras gestoras de casos, diálisis peritoneal doméstica... Todo suma para encontrar un modelo que reduzca costes.
Cada enfermo «ingresado» en su domicilio y controlado desde el hospital cuesta de 100,13 euros diarios, sin considerar que pueda existir gasto en transporte. Esa cantidad -lo confirma Sanidad- llega a escalar hasta 267,71 euros diarios si el usuario requiere hospitalización sin operación quirúrgica.
No sólo hablan de reducción de costes. «La atención a domicilio es más cómoda para el usuario. Todo gira alrededor del paciente. Se hace el camino inverso. No es el enfermo quien anda buscando los servicios, sino que estos se acercan al paciente», explican desde Sanidad. Los impulsores de la iniciativa la defienden, no se entendería de otra manera. Pero también lo hacen profesionales y usuarios.
«Lo mejor»
«La atención a domicilio es lo mejor que han inventado. Cuántas enfermedades podrían curarse en casa». Son palabras de Antonia, una mujer que periódicamente recibe en su casa al equipo del Hospital Doctor Peset. Atienden a su hija, Maite, y asegura que formar parte de esta cadena sanitaria facilita la vida.
El doctor Vicente Gimeno, es el coordinador de la UHD del Clínico de Valencia, uno de esos equipos que cada día, a las ocho de la mañana se reúne en su hospital de referencia. Revisan las historias médicas; preparan el material de curas, el instrumental para extracciones de sangre, los paquetes de alimentación especifica... Y emprenden viaje con destino a pueblos y barrios donde un paciente les espera. No faltan quienes les comparan con los médicos rurales del pasado.
El especialista prefiere poner el acento en el porvenir: «La atención domiciliaria es el futuro». Hace hincapié en la trascendencia del servicio en medio de una sociedad con alta presencia de personas mayores y pacientes aquejados de distintos procesos, de ahí que la mirada de las UHD se postre sobre todo en la cama de «los enfermos crónicos, para que dispongan de la mejor atención posible en el lugar donde mejor se encuentre el paciente».
La experiencia les ha llevado a comprobar que con frecuencia es decisivo «actuar en el domicilio antes de tener que realizar el traslado a un hospital». Explica el doctor Gimeno que también personas que afrontan procesos irreversibles forman parte del listado de pacientes de las UHD.
El total de atendidos «aumenta entre un cinco y un 10% cada año, pero podemos estar llegando al techo», señala el coordinador de la UHD del Clínico al tiempo que recuerda que hoy en la Comunitat «hay 1.424 plazas de hospitalización a domicilio, más que las que tiene cualquier otro hospital».
Cirugía sin ingreso
Ya lo han explicado desde la Conselleria de Sanidad. Si se atiende al paciente en casa cuesta bastante menos que si hay ingreso. En ese caso el coste se eleva más del doble al pasar de 100,13 a 267 euros diarios. Pero si, además, ese enfermo «pasa por quirófano y, por tanto, tiene que quedar hospitalizado en UCI o Reanimación, el coste asciende a 1.366,84 euros al día».
Ante este horizonte económico se abre otro campo de acción donde la sanidad pública trabaja para impulsar una práctica que también gira en torno al domicilio del usuario: la cirugía sin ingreso. Cada vez es más frecuente encontrar experiencias de conocidos y familiares que relatan cómo pocas horas después de una intervención han abandonado el centro sanitario sin pasar por una habitación.
Los resultados son muy elocuentes. La evolución de las cifras de los últimos años no dejan lugar a la duda: del quirófano a casa, siempre que la intervención lo permita, es la tendencia que se impone. En 2008 los pacientes que durmieron en casa el mismo día que habían pasado por un quirófano fueron 101.000. La memoria de actividad que ofrece Sanidad desvela que 2012 se cerró con 130.615 procesos de estas características. A lo largo de los últimos cinco años no se ha detenido el ascenso, en buena parte impulsado «por los avances en tecnología sanitaria. La cirugía endoscópica ha ayudado muchísimo a ello», advierten desde el departamento autonómico.
No acaban aquí las alternativas que convierten el hogar de muchos ciudadanos en improvisados ambulatorios e incluso hospitales. Si en algún caso, tras ser intervenido o como consecuencia de un largo proceso, alguien requiere curas u otra atención y su estado le impide salir de casa, también puede encontrar respuesta.
Este servicio es distinto al de una UHD, ya que estas unidades, tal como explica el doctor Gimeno, son la respuesta a «casos que requieren visita diaria, como si estuvieran hospitalizados». El cómputo de visitas de estas características -las que no responden a UHD- también ha ido e aumento desde 2008. Ese año se contabilizaron 225.000 visitas médicas, mientras que el año pasado fueron 290.000. En el caso de los servicios de enfermería la relación fue de 344.000 a 417.000 visitas.
Evitar visitas e ingresos
Las iniciativas encaminadas a rebajar la factura sanitaria no olvidan que la prevención es vital, tanto para los pacientes como para la sostenibilidad del sistema. Reducir el número de ingresos hospitalarios e incluso rebajar las visitas a Urgencias, en ambulatorios u hospitales, constituye uno de los grandes retos.
La figura de la enfermera gestora encarna a la perfección el deseo de alcanzar ese objetivo. En el año 2011 se lanzó la iniciativa: «Es un nuevo perfil dentro de la enfermería», explican desde el Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (Cecova). La función que se les ha encomendado es localizar a aquellos pacientes que puedan presentar complicaciones «en su mayoría crónicos avanzados y paliativos domiciliarios».
Como el resto de iniciativas domiciliarias, la figura de la enfermera gestora no ha dejado de extenderse y está previsto que este año llegue a nuevos departamentos de salud. Los resultados cosechados en tres años avalan la necesidad de estas profesionales: «Gracias a esta labor, los pacientes sometidos a su control han reducido en un 77% sus visitas a los servicios de urgencias y un 70% los ingresos hospitalarios», destaca el Cecova.
En estos momentos 36 enfermeras gestoras dan respuesta a 700.000 ciudadanos, población de las áreas donde ya están implantadas. Todos los implicados esperan y confían en que aumente su presencia.
En ocasiones médicos y enfermeras; a veces unos u otras, atienden las necesidades de pacientes o contribuyen a evitar que alguien enferme. Pero no faltan experiencias en las que es el destinatario del servicio sanitario quien se convierte en el gestor de su propia salud. Mónica Cubas, una paciente renal de Sagunto, ofrece un buen ejemplo.
Para esta mujer de 34 años, madre de una hija, su casa es el hospital. Los servicios médicos le proporcionan cuanto necesita para someterse a la diálisis peritoneal. A diario prepara las sondas, guantes y goteros que le evitan «acudir día sí, día no al hospital para la hemodiálisis». Sólo visita el centro sanitario cuando sus revisiones médicas se lo exigen. Mientras, puede disfrutar de una vida «completamente normal en casa».
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