El IVAM comprará sólo obras de artistas y galerías de la Comunitat

Dos de los cuadros de Francisco Sebastián expuestos desde ayer en el IVAM. / Irene Marsilla

La Conselleria de Cultura extremará al máximo su atención en las adquisiciones de obras de arte. El IVAM, en este sentido, ha decidido contar una a una sus lentejas, como hacían las abuelas para limpiarlas en los tiempos en que la energética legumbre escondía piedras o cualquier otra cosa. La consellera María José Catalá aseguró ayer en el museo que, de invertir en la adquisición de obras (el presupuesto del IVAM para este concepto es, este año, de 257.000 euros, un 35% menos que en 2012), el dinero irá destinado a la compra de obra de autores valencianos o de piezas que gestionen galerías de la Comunitat.

Para, en su día, armar el IVAM, a finales de los años 80, los responsables socialistas del museo emplearon importantes sumas en comprar grandes obras en notables galerías europeas, lo que permitió al recinto iniciar una colección que, hoy por hoy, es su mayor tesoro. Los fondos del museo continuaron ampliándose, tanto a través de la compra como de las donaciones (en 2007, por ejemplo, aún un año de vacas gordas, se compraron 118 piezas y se donaron 141 obras al IVAM). Llegaron las vacas flacas, hace ya tiempo, y aún no hay visos de que engorden ni un gramo. Catalá considera que hay que mirar hacia lo propio. En la última edición de ARCO se invirtió en trabajos de artistas como Hamish Fulton, un fotógrafo inglés, sí, pero que acudía auspiciado por una galería de la Comunitat, Visor, que no fue la única que vendió obras en Madrid al museo de la calle Guillem de Castro. El IVAM compró una obra a cada galerista valenciano que acudió a la feria.

Giro estratégico

Este giro de la política del IVAM se hace público unos meses después de la polémica generada por la compra de una serie de fotografías chinas a Gao Ping, encausado en una trama de presunto blanqueo de capitales. El cambio de estrategia no supone, según el museo, devaluar el nivel de las adquisiciones. «Hay artistas valencianos muy potentes y galerías de la Comunitat con obras, de aquí y de otros países, muy interesantes», según fuentes del museo.

No eran chinos, sino japoneses, los arquitectos Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa. Los nipones firmaron hace ya 11 años el proyecto de ampliación del IVAM. Catalá se resistió ayer a dar carpetazo a un proyecto que arrancó con un coste de 30 millones, luego subió a 45 y el último cálculo lo situaba en 60 millones, cantidad ahora inabarcable. Aunque la consellera no quiso descartarlo «definitivamente», sí admitió que «está claro que en este momento de restricción tenemos una prioridad muy clara, que es destinar los recursos del IVAM a hacer exposiciones de la mayor calidad y a homenajes con los que promocionamos a artistas de nuestra tierra».

«Tiempo habrá para afrontar inversiones de otras características», explicó Catalá, quien igualmente señaló como no prioritario iniciar en el solar situado en la parte de atrás del museo las catas arqueológicas para las que, durante los dos últimos años, se consignaron dotaciones que, en su conjunto, alcanzan casi el millón de euros.

El solar en el que se pretendía iniciar las prospecciones arqueológicas estuvo, en su momento, ocupado. Literalmente, pero con 'k' de okupas. En la calle Beneficencia se mantuvieron en pie durante años una serie de edificios en mal estado, donde se instalaron irregularmente una serie de personas que protagonizaron actividades que provocaron las quejas vecinales. En abril de 2011 se declaró un incendio. En junio se despejó el solar. El año pasado se saneó. La intención inicial era inspeccionar el subsuelo, donde con toda probabilidad queda parte de la muralla árabe. Desde Cultura se considera que iniciar una actuación de ese tipo «sería algo que la ciudadanía no entendería con la situación actual». De este modo, la conselleria apuesta por habilitar el solar para que sea utilizado por los vecinos del barrio, que en su momento ya demandaron convertir el terreno en un espacio verde. En el departamento que dirige Catalá consideran que, «de momento», ésa podría ser la solución para que el solar deje de estar abandonado. Más adelante, ya se verá.