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J. C. FERRIOL
Martes, 26 de febrero 2013, 04:54
El proceso de privatización de la gestión de la Ciudad de las Artes y las Ciencias comienza a aclararse. La aplicación del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) sobre los trabajadores del complejo -la plantilla se ha reducido en 141 empleados- fue el primer paso de una decisión anunciada, pero sobre la que pesaba todavía una gran incógnita: ¿La privatización se realizaría de forma conjunta sobre todas las instalaciones afectadas (la única que se queda fuera es el Palau de les Arts) o se sacaría a concurso por separado la gestión de cada edificio?
El debate abierto en el seno del Consell que preside Alberto Fabra parece inclinarse por la primera tesis, es decir, por la privatización conjunta y en un único concurso de todas las instalaciones cuya privatización de la gestión se pretende externalizar.
Las razones por las que el Ejecutivo valenciano parece decantarse por esta fórmula tienen que ver con la realidad económica del conjunto de instalaciones. El único elemento de la Ciudad de las Artes que arroja beneficios es el Oceanogràfic, gestionado desde 2002 por Parques Reunidos -un contrato que venció hace pocas fechas y que se acaba de prorrogar, precisamente, hasta que se vuelva a sacar a concurso la gestión-. Parques Reunidos ya ha mostrado interés también por hacerse con la gestión de todos los elementos de Cacsa en el caso de que el Consell se decante de forma definitiva por sacar a concurso la gestión de todos los elementos del complejo. En el Gobierno valenciano se asume que un concurso de privatización conjunto, con todos los elementos, podría equilibrar aquellos elementos que arrojan beneficios con los que dan pérdidas. Por contra, se sostiene que plantear procesos separados para cada instalación no resolvería el problema financiero al que se pretende hacer frente, toda vez que las empresas que optaran a aquellos elementos que dan pérdidas querrían obtener garantías de compensación, por parte de la Administración autonómica, en el caso de que su gestión no permitiera obtener los ingresos esperados y equilibrar su balance.
La tesis de sacar a concurso por separado los distintos elementos de la Ciudad de las Artes -L'Oceanogràfic, el Museo, el Hemisfèric y el Ágora- venía avalada precisamente por la experiencia y los buenos resultado ofrecidos por la gestión de Parques Reunidos en el primero de ellos, el mayor acuario de Europa. Algunos miembros del Gobierno valenciano han sostenido el criterio de que una firma como Parques Reunidos, que ha obtenido tan buenos resultados con el Oceanogràfic, podría terminar descuidando el resto de elementos en el caso de hacerse con la gestión conjunta de todos ellos. El razonamiento se justifica en criterios que tienen que ver, entre otros aspectos, con la rentabilidad de la inversión realizada. «¿Se preocuparía del Museo de las Ciencias si no le resulta tan rentable como otras instalaciones?», se pregunta una fuente cercana a un miembro del Consell.
Pese a este criterio, el Ejecutivo que preside Alberto Fabra parece determinado a seguir la primera opción: Sacar a concurso en un único paquete la totalidad de los elementos de Cacsa -siempre con la excepción del Palau de les Arts-. Las fuentes consultadas por este diario aseguraron ayer que esa decisión, la de dar comienzo al proceso para la privatización de la gestión, podría producirse en cuestión de semanas.
La privatización de la gestión de Cacsa se enmarca en la dinámica de decisiones adoptadas por el Ejecutivo que preside Alberto Fabra y que han marcado distancias con la política de grandes proyectos impulsada en la anterior etapa por la propia administración autonómica. Un cambio que se ha comprobado incluso en el organigrama del propio Gobierno valenciano, en el que los grandes proyectos llegaron a tener rango de secretaría autonómica y, tras la última remodelación, ni siquiera figuran como dirección general. Aunque la gestión financiera de la Ciudad de las Artes, igual que la de todas las empresas públicas, depende de la conselleria de Hacienda que dirige Juan Carlos Moragues, el complejo depende, en términos funcionales, del departamento de Economía, Industria, Turismo y Empleo que dirige Máximo Buch.
Desde la inauguración del complejo diseñado por el arquitecto valenciano Santiago Calatrava, la Ciudad de las Artes se ha convertido en uno de los principales hitos arquitectónicos de la ciudad. Su coste estimado roza los 1.300 millones.
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