Jesús y el ritual del pilotari
El jugador de Silla se erigió como protagonista de la final del Bancaixa, por encima de dos grandes restos como Soro III y Puchol II El arreglo de las manos fascinó de niño al mitger y le hizo dejar el frontenis
P. H.
Martes, 19 de marzo 2013, 03:02
Tenía apenas siete años y Jesús Cebriá le pegaba al frontenis en el polideportivo de Silla, cuando empezaba a tomar forma y consolidarse el club de pilota de esta población de l'Horta Sud. «Me preguntaron si quería probar y me gustó», explica el mitger, revelación de la final del Bancaixa que ganó junto a Soro III el domingo y protagonista en las dos partidas contra el trío de Puchol II, Tato y Herrera.
Al principio, combinaba la raqueta y la galotxa, pero con 12 años tuvo que elegir. «El ritual de prepararme la mano fue lo que me enganchó. Me volvía loco», recuerda emocionado Jesús. La fascinaba el proceso y lo tenía «todo bien ordenado en una cajita», con sus chapitas y sus rollos. Incluso hoy en día dedica una hora a arreglarse las protecciones.
Como muchos otros, tiene sus manías. «Si me pongo una pieza mal ya no puedo reconstruirlo. Si hay una chapa mal, ya no dominas la pelota bien», explica. Pero además admite que si eso pasa, ya se entra en la cancha un poco descentrado.
Empezó en el club de Silla y se iba a jugar con Antonio Simarro, que llevaba el club. Iban a Meliana, Borbotó, Massamagrell... Jugaba a galotxa y a frontón. Después pasó a Beniparrell, «porque me aseguraba jugar todos los sábados».
Cuando el trabajo en el supermercado lo permitía (los domingos), le acompañaban sus padres, Jesús y María Dolores. Con 14 años debutó como juvenil. Fue en Pelayo, donde ayer recibía felicitaciones de todo tipo por su triunfo en el Bancaixa. «¿Has visto qué foto tuya en el periódico?», le preguntaban.
Lo cierto es que Jesús ha cuajado dos actuaciones tremendas en la final, tanto en Valencia como en Moncada. Quizás se sea un poco injusto con él y con otros jugadores, que hacen muy buenos torneos, pero que no alcanzan tanto reconocimiento, porque no son partidas televisadas o en trinquetes grandes, o porque los escaleters suelen acaparar el protagonismo aunque sea de forma involuntaria.
El mitger ha conseguido esta vez eclipsar a Soro III, número uno actual y vigente campeón también del Individual, y a la figura que emerge con mayor fuerza, el técnico y pegador Xavi Puchol 'Pucholet'.
Pero hasta llegar a este punto, Jesús ha pasado más de 10 años al máximo nivel. Tras llegar a la final del Interpueblos de galotxa, debutó en el Bancaixa con 18 años, como reserva de Serrano, de punter y con Pedro al resto. «Me acuerdo de aquella partida. Fue en Petrer. Perdimos, pero lo llevé bastante bien para ser mi primera partida», relata.
Aquella temporada jugó un par de partidas más en el circuito, que era «lo máximo». Al año siguiente entró como titular, con Núñez y Félix. Este trío alcanzó la final y Jesús ganó ante Álvaro y Tato el primer de sus dos títulos. El domingo, diez años después de aquel marzo de 2003, sumó su segundo Bancaixa y Soro III alzó su brazo en reconocimiento a su fundamental aportación.
Hablando de su etapa en Beniparrell, recuerda cómo le enrollaba las manos a un niño de unos 10 años que se llamaba Jonathan Herrera. A Jesús le sabe mal haber impedido que el joven punter haya repetido como campeón del circuito.
«Para mí la clave ha sido que no le hemos dejado jugar. Las dos partidas anteriores nos las ganó él, sobre todo la de Bellreguard», subraya Jesús. Anteayer en Moncada, uno de los objetivos era «que no entrara en juego», porque Herrera podía hacer mucho daño a la pareja atacando desde la punta, con la cuerda baja de la Ciutat de la Pilota.
Al contrario que Herrera y que el mitger de Altea Tato, Jesús sí ha podido hallar su mejor juego. Sobre todo, porque se ha visto fuerte, más mentalmente que en lo físico. Ahora disfruta del éxito. «Yo no le doy importancia a que a veces sólo se reconozca al resto. De mí no se ha hablado en todo el Circuit. Pero, sin problemas. Asumo el segundo plano», sostiene.
Eso sí, no puede evitar que le brillen los ojos cuando se le dice que se la comparado con Grau, Dani o Sarasol II, los que han sido sus referentes durante años. «Yo he crecido viéndolos, admirándolos. Han marcado una época», destaca.
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