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Los brigadistas supervisan el terreno quemado por el incendio originado en Barx el domingo por la tarde . :: JUANTXO RIBES
El fuego arrebata a la cima del Mondúver microrreserva de flora
La Safor

El fuego arrebata a la cima del Mondúver microrreserva de flora

El 80 % de la masa forestal de la Safor se quema antes de cumplir los 30 años y sólo un 20% se encuentra entre la franja de 40 a 70 años

ANA LLOPIS

Jueves, 28 de marzo 2013, 10:24

Sólo con haber paseado recientemente por los alrededores de Barx, la Drova o Les Foies, uno se puede hacer una idea del tesoro medioambiental que ha perdido la Safor en este último incendio. Lo que hace unos días, era un paraje idílico que invitaba a pasear por sus rutas senderísticas y conocer emblemáticos montes como Penyalba o las microrreservas de flora del Mondúver, hoy son 266 hectáreas de tierra quemada. Tres brigadas trabajaban todavía ayer en la zona. El fuego se dio por extinguido a las 20 horas.

Pero este último incendio no sólo acarrea un importante impacto paisajístico o económico, ya que las poblaciones afectadas ven en el turismo rural una considerable fuente de ingresos. Es que, una vez más, demuestra que los reiterados incendios están poniendo en peligro la masa forestal de la comarca.

Según el ingeniero forestal, Xavi Ródenas, la Safor conserva sólo pequeños reductos de pocas hectáreas de bosque, con una antigüedad de entre 40 y 70 años. De hecho, aunque no existe una estimación a ciencia cierta, se sospecha que el 80% de la masa forestal de la comarca no llega a cumplir los 30 años de edad.

El drama de los incendios se repite cada pocos años, lo que provoca que se rompa la evolución de los ecosistemas, y lo que es más grave, que su proceso de recuperación sea cada vez más lento.

Tesoro ambiental perdido

Entre las 266 hectáreas de monte perdidas en este último incendio, aunque la mayoría eran de monte bajo porque ya habían sufrido el de 2006, se encontraban pequeñas joyas de patrimonio natural, tanto por sus emblemáticos paisajes como por las singulares especies que albergaban.

La pérdida más importante se encuentra en la cima del Mondúver donde, según relató el agente medioambiental Joan Malonda, se ha visto afectada parte de la microrreserva de flora. Además apuntó: «En muchas ocasiones no son tan importantes por las especies que alberga, sino por la asociación de las mismas formando un conjunto único, que es lo que provoca que sea preservado como microrreserva». Malonda añadió que en esa ladera del Mondúver son habituales especies como los alcornoques, Alfábregas de Pastor o Quercus Faginea, propias del levante.

La microrreserva del Mondúver no es el único paraje emblemático desaparecido con este incendio. En el mismo término de Barx se vio afectada también la Drova y otros lugares del municipio, la mayoría zonas de solana. Se da la circunstancia que aunque en algunos puntos todavía conservaba alguna pinada, la mayoría era monte bajo, ya que ya habían sufrido, también, otros incendios con anterioridad.

En cuanto a la zonas de solana, que a primera vista pueden parecer de una menor importancia ecológica, el ingeniero forestal Xavi Ródenas hizo hincapié en que es «una auténtica pena que se quemen, ya que estos terrenos tardan mucho más tiempo en recuperarse porque son zonas con más horas de sol que retrasa el crecimiento de la vegetación».

En Simat de la Valldigna se han quemado 89 hectáreas con varios puntos de interés paisajístico. Entre ellos destaca Penyalba, escarpada cima muy visitada por los aficionados a la escalada. Los lugareños aseguran que tiene este nombre porque cuando nieva es la primera, junto al Mondúver, en aparecer cubierta de blanco.

El fuego cruzó esta montaña y afectó a la parte alta de Les Foies, aunque por suerte, no llegó a la zona más frondosa de bosque ni a la Font del Cirer, de la que se quedó a unos metros por encima.

Como comentó el alcalde de Simat de la Valldigna, Sebastià Mahiques, «el fuego hizo el mismo recorrido que en 2006». Lo único que cambia es el lugar de origen, en este, el Racó de la Font, de Barx, bajo Penyalba y la Peña de Migdia. De ahí se desplazó hacia Les Foies por el norte y la Drova y el Mondúver por el este hasta llegar al término de Xeresa, donde se encuentra la microrreserva.

Siguiendo el mismo recorrido de las llamas, hay varias pistas y rutas senderísticas que se han visto afectadas como la PR-CV51, o el camino Les Foies-Penyalba-Mondúver muy conocido por los aficionados a este deporte.

El hecho de que muchas de las hectáreas ya sufriesen el efecto del fuego en otras ocasiones, esconde uno de los problemas endémicos de la comarca, la ruptuta de la evolución de los ecosistemas.

Bosques en peligro

La evolución de los ecosistemas se mide con una escala del 0 al 10 hasta culminar en el Clímax. Si una zona se encuentra entre el 5 y el 10, la misma naturaleza hace complicada la aparición de incendios ya que el tamaño de los árboles permite que el fuego pase entre ellos. En la Safor, tras reiterados fuegos, no suelen pasar del 3, zonas de matorral bajo con bosque incipiente.

«Cuando parece que la zona comienza a regenerarse, se vuelve a quemar. Y esto hace que cada vez sea más complicada su regeneración y cueste mucho más. Con los incendios no estamos dando tiempo a que nuestros bosques se recuperen», explicó el ingeniero forestal Xavi Ródenas. Con cada incendio el suelo pierde nutrientes y tierra que son arrastrados por las frecuentes lluvias que afectan a la comarca. Cada incendio supone un paso atrás para que una zona pueda llegar a regenerarse al 100%.

Para que las hectáreas afectadas vuelvan a tener el aspecto de hace unos días, tendrían que pasar unos tres años en zonas de sombra y cinco en zonas de solana. Lo necesario, para que el suelo sea lo bastante estable como para que las lluvias no lo arrastren. Para conseguir una zona de bosque de pino joven, se tendría que esperar unos 15 ó 20 años, según si es en zona de ombría o de solana.

Finalmente, hasta dentro de 50 ó 70 años no se conseguiría el aspecto que deberían tener las montañas de la Safor: frondosos bosques de pino y carrasca. Actualmente, apenas un centenar de hectáreas podrían presentar este aspecto en la Safor, sobre el 20% de la masa forestal de la comarca, según las estimaciones.

Medidas a tomar

Ante esta situación los especialistas medioambientales se muestran preocupados por las medidas a tomar para frenar la pérdida de ecosistemas. Xavi Ródenas señaló que no es tan importante «invertir en prevención con equipamientos de extinción, medios aéreos, etcétera, como en mantenimiento para realizar adecuados tratamiento selvícolas», lo que popularmente conocemos como mantener limpios los montes.

«Si la Generalitat invirtiese en preparar las montañas, educación medioambiental y sobre todo ayudas económicas a los propietarios de las parcelas para mantenerlas adecuadamente, a la larga ahorraría, ya que les costaría menos dinero de lo que se gastan apagando un incendio», reflexionó Ródenas. En este sentido, cabe señalar que el 90% de los terrenos calcinados son de propiedad privada. Únicamente la microrreserva del Mondúver es monte público del término de Xeresa.

De seguir a este ritmo de incendios puede que llegue un momento en el que algunas zonas no puedan volver a regenerarse.

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