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DANIEL VALERO
Miércoles, 17 de abril 2013, 13:42
Trabajan con la risa, pero su función es muy seria. «Al vernos vestidos de payasos igual no se repara en que nuestro trabajo es muy importante», declara Darío Piera, que se convierte en 'Ambulancio' cuando cubre su nariz con otra roja. «Tratamos de que los niños sientan el hospital como un sitio agradable. Con payasos no es tan traumático», explica. Fue en 1999 cuando la ONG importó esta iniciativa den París, ciudad en la que el director artístico de la entidad, Sergio Claramunt, aprendió el oficio de «doctor de risa». Los pequeños lo conocen como 'Max Recetax'.
Sólo sus batas blancas coinciden con el atuendo de los verdaderos médicos, con los que comparten lugar de trabajo una vez a la semana. «Antes eran dos visitas semanales por hospital, pero en 2013 la Generalitat nos ha retirado la ayuda que nos daba. Hemos pasado de 75.000 euros a cero», lamentan. El estetoscopio de Claramunt es un simpático desatascador, por guantes de látex emplea marionetas, y su bisturí reposa en jabón y en lugar de cortar hace burbujas.
Lo primero que hacen al llegar -en este caso a la UCI infantil del Hospital Clínico de Valencia- es consultar a las enfermeras el nombre, la edad y la enfermedad de los niños que allí se encuentran. «Lo llamamos la transmisión de información. Es muy importante para saber en qué estado nos los vamos a encontrar», cuenta Claramunt. Ya transformados en 'Max Recetax' y 'Ambulancio', acceden sigilosos a la primera habitación. El bebé descansa tranquilo en el carro, así que recurren a una relajante nana interpretada con strunstick y guitalele.
Con el segundo y el tercero, ambos despiertos, recurren al juego. Al cuarto lo ayudan a dormir con una suave melodía, y al quinto lo distraen mientras las enfermeras le retiran una aguja. «Son muchos años con ellas. Hasta nos dejan que les pongamos las marionetas en la cabeza», cuenta Claramunt. La jefa de planta asegura que están encantados con su presencia. «Los niños no quieren irse a casa porque saben que vuelven a pasar a verlos por la tarde. Es una lástima que ahora sólo vengan una vez a la semana».
La reducción de días no es la única que han tenido que aplicar. La plantilla de Payasospital ha pasado de 30 integrantes a 15, los cuales sólo trabajan siete meses al año. «Además hemos dejado de ir al hospitale de la Plana de Villarreal y al de San Juan de Alicante, en el que acabamos este mes», lamentan. El proyecto continúa gracias a la inversión privada y a sus socios.
Piera destaca momentos inolvidables. «Que los padres de un niño de oncología quieran que pasemos a verle en los últimos momentos para que se despida con un recuerdo alegre es sobrecogedor». «En definitiva, tratamos de que el hospital sea un lugar en el que puedan seguir siendo niños», resume Claramunt.
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