Los vestidos y el viento vuelven a poner en aprietos a Kate Middleton

Los problemas de la duquesa de Cambridge con el viento y los vestidos van camino de convertirse en una nueva tradición de la monarquía británica. El revuelo indeseado de las faldas ha permitido contemplar sus piernas (espléndidas, por otra parte) en múltiples ocasiones y en diversos lugares del mundo, como los aeropuertos de Brisbane (Australia) y Calgary (Canadá). Durante las últimas semanas, Kate se ha superado al protagonizar dos episodios de este tipo con el mismo modelo, un diseño de lunares negros de Topshop que cuesta 45 euros. Ya la puso en aprietos el mes pasado durante una visita a los estudios de la Warner, pero hace unos días decidió lucirlo de nuevo para acudir a la boda de unos amigos en Oxfordshire, y al llegar a la iglesia una brisa traviesa volvió a descubrir más piel de la prevista: la duquesa, embarazada de siete meses, logró evitar que le volase el tocado y superó con una sonrisa su nuevo 'momento Marilyn'.

Claro que siempre podrá consolarse con lo que ocurrió a Eva Longoria el sábado en el festival de Cannes. La actriz, sorprendida por la lluvia, se remangó el vestido para no mancharlo al subir unas escaleras y reveló, justo delante de las cámaras, que no se había puesto ropa interior.