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El Papa Francisco, durante una misa celebrada ayer en los suburbios de Roma. :: REUTERS
Del Santo Padre para el Padrino
Sociedad

Del Santo Padre para el Padrino

El Papa Francisco pide a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro que recen para que los mafiosos «se conviertan a Dios»

DAVID VALERA

Lunes, 27 de mayo 2013, 11:53

«Le haré una oferta que no podrá rechazar». La célebre frase pronunciada por Vito Corleone (interpretado magistralmente por Marlon Brando) se ha convertido en uno de los momentos más recordados de 'El Padrino'. La película -en realidad, toda la trilogía- dirigida por Francis Ford Coppola muestra cómo la religión ocupa un lugar destacado entre los prebostes de la mafia. Quizás consciente de ello, el Papa decidió ayer dirigirse directamente al mundo del crimen organizado para condenar tanto sus fines como sus métodos y realizarles, utilizando su propia jerga, su oferta irrechazable: «No pueden continuar así. Debemos rezar al Señor para que estos mafiosos se conviertan a Dios».

Francisco lanzó un mensaje claro y firme de condena a las mafias y denunció sus prácticas para «explotar» a los hombres y reducirlos a la «esclavitud». Lo hizo ante los miles de fieles congregados como es habitual en la plaza de San Pedro para la misa del Ángelus.

A todos ellos les pidió que rezasen para que «conviertan el corazón» de estas personas. Pero no fue un discurso más del Pontífice. Formaba parte de un homenaje al sacerdote Giuseppe Puglisi, asesinado de un tiro en la nuca por la Cosa Nostra el 15 de septiembre de 1993, al tratar de evitar que los jóvenes de un barrio marginal siciliano cayesen en ese mundo de delincuencia y extorsión.

«Era una persona ejemplar que trataba de alejar a los jóvenes de la mafia. Trataron de vencerle asesinándole. Pero es él el que ha ganado con Cristo. Debemos hacer de su ejemplo un tesoro», aseguró Francisco, quien con su discurso tomó la bandera del malogrado reverendo para condenar a la mafia, que todavía cuenta con una importante red de negocios en el sur de Italia.

El padre Puglisi, más conocido como 'Don Pino', era un párroco del barrio Brancaccio de Palermo, en Sicilia. Un lugar donde todavía hoy resuenan historias similares a las narradas por Mario Puzo en sus novelas. Como si fuera un personaje más sacado de esas obras, 'Don Pino' realizaba su misión con un lenguaje directo y cercano que le permitió gozar de gran popularidad. Su discurso, popular y sin ambigüedades, se convirtió en un estorbo para la mafia.

Una vez más, la realidad se impuso a la ficción y Puglisi fue asesinado. Dos capos, Filippo y Giuseppe Graviano, autores intelectuales del crimen, fueron condenados a cadena perpetua en 1999 y 2001, lo mismo que los autores materiales. La Iglesia reconoció a su mártir, que fue beatificado el pasado sábado.

«Pienso en todo el dolor infligido a los hombres, mujeres e incluso a los niños, explotados por las mafias que los transforman en esclavos», denunció el Papa Francisco. Y volvió a insistir todavía más en su mensaje de condena a la mafia. «Detrás de esa explotación, esa esclavitud, están las mafias... ¡Ellos no pueden hacer eso, convertir a nuestros hermanos en esclavos!», exclamó contundente. Seguro que a Francisco no le gusta que rechacen su oferta.

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