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HÉCTOR ESTEBAN
Martes, 28 de mayo 2013, 03:08
En sus últimos informes, la Sindicatura de Comptes receló de la Campus Party. El órgano que fiscaliza las cuentas de la Generalitat dio la voz de alarma y apuntó que la organización del evento, que recibió por cada una de sus ediciones más de un millón de euros de las cuentas públicas de la administración valenciana, justificó la ayuda de una forma poco ajustada a lo que se exige en contabilidad.
LAS PROVINCIAS, que ya denunció hace unos meses el caso, ha tenido acceso a una buena parte de las facturas que presentó la empresa organizadora de la Campus Party para validar el dinero que recibió del Gobierno valenciano. Entre los documentos que se aportaron para justificar el gasto figura hasta la factura del minibar del hotel de uno de los empleados de Asociación E3 Futura, las firma encargada del evento.
La factura es irrisoria en comparación con el montante de la subvención. En 2008, según certificó el director general de Modernización de la conselleria de Justicia y Administraciones Públicas, Marcelino Alonso, el convenio entre la Generalitat y la Asociación E3 Futura se cerró por 1.317.120 euros. La firma responsable del evento informático pasó hasta facturas del minibar del hotel de uno de sus miembros por valor de 44 euros. La necesidad de justificar la ayuda provocó que se aportara hasta el gasto más trivial.
Es uno de los detalles de la justificación de una ayuda que la propia Sindicatura de Comptes denunció que no se ajustaba al pliego de condiciones. A pesar de la advertencia del órgano fiscalizador de las cuentas de la Generalitat, la subvención de más de un millón de euros se aprobó y se acuñó con el sello de la Generalitat, como figura en los documentos a los que ha tenido acceso este periódico.
La mayoría de los trabajos que se realizaron en la Ciudad de las Artes y de las Ciencias fueron subcontratados. El problema, según denunció la Sindicatura, es que lo único que se presentó es un listado de un gasto sin ningún tipo de factura.
LAS PROVINCIAS ha podido comprobar que para justificar la millonaria subvención se remitieron varios listados en el que figura el nombre de la empresa subcontratada, un número de factura, la fecha, el precio base, el IVA, el total y lo pagado hasta esa fecha. Una relación de gastos que no fueron acompañados de la factura original. Para cuadrar hubo que pasar hasta el minibar.
En el listado, sin ningún orden, se mezclan facturas pagadas a conferenciantes, trabajos de jardinería, gastos de viaje, seguridad y trabajos más específicos relacionados con las nuevas tecnologías. Con esta falta de control la empresa no cumplió el pliego de condiciones que exigía que todas estas facturas estuvieran respaldadas por recibos de las firmas subcontratadas.
Junto al listado de facturas, la organización de la Campus Party presentó también una serie de nóminas para justificar la subvención. La Campus Party era un evento que duraba aproximadamente una semana y que se celebró en Valencia durante varios años. A pesar del corto espacio de tiempo, la organización pasó como justificante sueldos, que en muchos casos superaban los 2.000 euros al mes. Retribuciones de meses muy alejados de la Campus, y que incluso alguno llegó a los 6.000 euros.
El diputado de Compromís Fran Ferri ya denunció en una comisión de Nuevas Tecnologías de Les Corts que la subvención aportada a la empresa organizadora de la Campus Party no estaba clara especialmente cuando en principio era una organización sin ánimo de lucro. Ferri, que ha revisado todas las facturas, lamentó que se aprobara la subvención de más de un millón sin seguirse el pliego a rajatabla.
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