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Arturo Checa
Lunes, 24 de junio 2013, 05:43
Imaginen que podemos acabar con esas horrendas e insalubres imágenes de las 'boinas' de contaminación sobre el horizonte de las grandes ciudades. Imaginen que es posible transformar el negruzco humo que emerge de las chimeneas industriales en combustible ecológico. Pues no imaginen demasiado porque no dista mucho de convertirse en una realidad. Y buena parte de la 'culpa' la tiene una científica valenciana.
Pionera por partida doble es el título que se puede poner sobre la persona de Carmen Gabaldón, 45 años profesora titular de Ingeniería Química de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universitat de València, nacida en Albacete «pero valenciana desde el año cero». Suyo es el timón en dos proyectos de investigación que tienen el respaldo de la Unión Europa. Uno de ellos pionero en el continente y que permitirá el uso de microorganismos para transformar en CO2 y agua los elementos contaminantes presentes en el ambiente.
El segundo, futurista y con muchísimo secretismo encima. «Hasta septiembre, que estará la patente, no puedo decir nada más ni dar muchos detalles», se justifica la química. Nada menos que un sistema pionero en el planeta que transformará el humo de nuestras factorías... en bioenergía.
O lo que es lo mismo, como explica la propia Carmen Gabaldón. «Transformar las emisiones de una instalación industrial en algo que pueda ser aprovechado de nuevo por la empresa. Eso supondrá un valor añadido». Humo convertido en combustible. «Actualmente no existe ninguna aplicación de este estilo en el mundo».
Nada menos que un millón de euros ha recibido de ayuda la científica valenciana para llevar a cabo este último proyecto, junto a la empresa holandesa Pure Air Solutions. La misma cantidad fue el presupuesto para la anterior investigación, en la que también colabora la firma de Holanda.
Conversión en CO2 y agua
Acabar con la contaminación ha marcado desde siempre la trayectoria de la profesora ligada desde el propio pupitre a la Universitat de València. Aquí se licenció en 1990 y aquí se doctoró en 1996 con una tesis cuyo contenido ya marcaba su reto: una investigación en el campo de la depuración de aguas y contaminantes. Y hoy pelea contra el escaso 'entusiasmo' que existe en España y en todo el continente por paliar la contaminación.
«La lucha por el medioambiente está en estado latente en Europa por culpa de la crisis. La Comisión Europea mantiene un pulso menos decidido porque está envuelta en otras discusiones», es la denuncia de la científica.
Limpiar las emisiones de las industrias no es hoy una novedad. Ya se hace, «pero se usan procesos físico-químicos que acaban produciendo residuos». Tapar un agujero y que se acabe generando otro... El 'santo grial' por el que pelea el grupo de investigación que coordina la valenciana radica en los microorganismos que se emplearán en este proceso. «Transforman las sustancias contaminantes en dióxido de carbono y agua, es decir, productos inocuos. Además, será una tecnología de bajo coste en comparación con las tecnologías convencionales».
Gabaldón es la cabeza visible de un equipo de 15 investigadores con su cuartel general en el campus de Burjassot. Allí trabajan entre despachos, probetas, fórmulas y grandes tubos (como el de la foto) en el que simulan las emisiones que lanzan las industrias y su depuración. La antesala del milagro que será convertir las humaredas en algo útil.
Luz contra la contaminación
Pero este no es el único tesoro que se fragua entre los muros de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y que sale de los cerebros del Grupo de Investigación en Ingeniería Ambiental que coordina la valenciana. Otra línea de investigación -llevada mano a mano por los químicos Vicente Martínez y Josep Penya-roja- estudia el uso de lámparas de luz ultravioleta para eliminar la contaminación del ambiente en el interior de naves industriales.
Acabar con el veneno que poco a poco puede dañar la salud de los trabajadores es el reto de los dos científicos. Y entre los muros de sus laboratorios hay incluso más labores esperanzadoras. «Y mi compañera Paula Marzal trabaja con la bioabsorción de metales pesados en aguas de naturaleza industrial», añade la profesora.
Aunque, al final de toda concienzuda investigación, siempre radica el mismo problema: que las empresas se interesen por los avances y se animen a aportar los fondos para pasar del laboratorio a su aplicación práctica. «Hace falta que las empresas apuesten por emplearla», advierte la química valenciana. Si no, los 'santos griales' contra la contaminación pueden seguir siendo un eterno misterio. Y habrá que seguir imaginando un mundo más limpio.
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