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El bosque sumergido
Alicante

El bosque sumergido

El Instituto de Ecología litoral certifica la buena salud de la Posidonia oceánica después de una década de vigilancia

LOLA TORRENT

Domingo, 30 de junio 2013, 11:57

Bajo las aguas del Mediterráneo existe un frondoso bosque de apariencia misteriosa. Lejos de ser un lugar solitario, se encuentra habitado por colonias de seres marinos que encuentran acomodo, alimento y refugio bajos sus estilizadas hojas. Caballitos de mar, erizos, salmonetes de roca, sepias y morenas conviven en armonía ajenos en su mayoría a los peligros del ruidoso mundo que bulle fuera. Este particular bosque se llama Posidonia oceanica y no es lo que parece. No son algas, como en general suele creerse, sino plantas. Su presencia subterránea aporta al agua grandes cantidades de oxígeno y da vida a uno de los hábitats más complejos e importante del mar Mediterráneo.

En España existe desde el año 2001 una red coordinada de vigilancia y seguimiento de las praderas de Posidonia que pretende prevenir una posible deforestación subterránea que tendría fatales consecuencias para este valioso ecosistema marino. Cataluña, Comunitat Valenciana, las Islas Baleares, Murcia, Andalucía y Melilla forman parte de este programa de control llamado POSIMED que surgió con el objetivo de velar por la buena salud de los 1.200 kilómetros cuadrados de Posidonia oceánica que existen frente a sus costas.

En la Comunitat Valenciana el control se lleva a cabo a través del Instituto de Ecología Litoral de El Campello (IEL). Se calcula que hay unos 346 kilómetros cuadrados de Posidonia frente a la costa de las tres provincias valencianas, aunque la gran mayoría se encuentra en Alicante ya que, según el biólogo y jefe de Investigación del Área Marina del IEL, Juan Guillén, las características naturales de sus guas favorecen tanto su implantación como su crecimiento. Las praderas más extensas viven en el entorno de la isla de Tabarca y en la zona comprendida entre el Cabo de Santa Pola y los Arenales del Sol, aunque también hay concentraciones importantes en El Campello, Benidorm y Dénia. Se encuentran a una profundidad de entre 5 y 15 metros de profundidad y crecen con mucha lentitud. Un bosque de Posidonia no suele crecer más de un centímetro al año, y sólo cuando las condiciones son propicias. Precisamente porque son plantas que para desarrollarse se toman su tiempo, los estudios sobre su evolución sólo pueden plantearse a largo plazo.

No tan en peligro

Numerosos estudios científicos hablan de los efectos irreversibles que el cambio climático va a tener sobre un ecosistema catalogado por la Unión Europea como 'Hábitat Prioritario'. «Esta línea científica prácticamente viene a decirnos que la Posidonia oceánica va a sufrir una regresión generalizada en todo el Mediterráneo debido a los efectos del cambio climático, y que hagamos lo que hagamos va a desaparecer. Sin embargo, no es eso lo que nosotros estamos constatando. Después de diez años de seguimiento, hemos comprobado que no es del todo cierto. Las praderas siguen ahí», afirma Guillén.

El Instituto de Ecología Litoral acaba de hacer público un estudio realizado en colaboración con el Departamento de Ciencias del Mar y Biología Aplicada de la Universidad de Alicante cuyos resultados discrepan sobre el grado real de afección del cambio climático sobre la Posidonia oceánica. El estudio recoge las conclusiones de diez años de control y medición de las diferentes praderas existentes en la provincia de Alicante. En ninguna de las estaciones de muestreo desplegadas a lo largo del litoral se ha detectado ninguna regresión. «Estos datos coinciden además con los recabados en el resto de estaciones de control que pertenecen a la red POSIMED. Puede haber alguna regresión puntual, pero no a nivel general», afirma el responsable de investigación marina del IEL.

Las regresiones puntuales se deben a otras causas ajenas a los cambios que está experimentado el clima a nivel global. El vertido de aguas residuales, la regeneración de las playas, obras marítimas, la pesca de arrastre o el anclaje de embarcaciones, son algunas de las prácticas que pueden poner en riesgo su supervivencia pero que, lejos de ser irreversibles como ocurre con los efectos del cambio climático «podemos perfectamente tomar medidas para evitarlo», afirma Juan Guillén.

Estación de muestreo

El Instituto de Ecología Litoral ha comenzado su decimotercera campaña estival de evaluación del estado de las praderas de Posidonia en el litoral de la provincia de Alicante. En total existen 15 estaciones fijas de muestreo diseminadas de norte a sur.

Como cada año, cuentan con la colaboración de entre 50 y 70 buceadores voluntarios que colaboran con el IEL en la observancia de unos bosques sumergidos que parecen de otro mundo. Evalúan su espesor y miden su longitud año tras año para estudiar su evolución. A pesar de sus escafandras y sus aletas parecen guardas forestales. Y de alguna manera, lo son.

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