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BURGUERA
Martes, 13 de agosto 2013, 09:28
Lola Mascarell está rodeada de periodistas. Lo es su padre y lo son sus hermanos. Ella empezó esa senda y la abandonó. Prefiere cobrar por lo que escribe por otra vía, la de la literatura. Es la primera mujer ganadora del premio Emilio Prados por 'Mientras la luz', poemario publicado por la editorial, también valenciana, Pre-Textos.
-Fue periodista. Hoy es profesora y poeta, ¿cuál es la conexión?
-Poder hablar, aprender, dialogar...
-¿Por qué dejó el periodismo?
-Estaba la parte romántica de escribir, estar en la palabra, pero las condiciones laborales y el modo de ejercer no me cuadraban. Quería, además, tiempo para poder escribir, y en el periodismo escribes para el periódico y punto.
-¿Qué importancia tiene la asignatura de Lengua para sus alumnos?
-Tal y como está montado el sistema educativo, lo de aprender Lengua es una lata. Le estamos dando todo el rato la sopa sin dejarles a ellos que pidan. En Lengua enseñas a los chavales a ser lingüistas, y no a amar el lenguaje y su poder.
-¿Qué le aporta la dirección del taller de narrativa de la Universidad Politécnica de Valencia?
-Mi primera sorpresa es que pensaba que a escribir no se aprende. Yo he aprendido a enseñar. Es sorprendente ver que un grupo humano aficionado a la narrativa puede lograr construir algo tan positivo. El intercambio con gente que escribe tan bien es importante. He aprendido a escribir cuentos, algo que yo pensaba que no sabía hacer.
-¿Cómo le convencieron de que hiciese algo en lo que no creía?
-Porque me gustan los retos. Yo no sabía si enseñaría a escribir, pero sí podía transmitir mi gusto por la lectura, porque los escritores somos lectores que damos un salto hacia el otro lado del libro.
-¿Qué lee actualmente?
-Soy una lectora errática. No me embarco en grandes novelas y estoy más entre el cuento y la poesía. Ahora mismo estoy con Leopardi, las obras completas de Watanabe y Machado, todo poesía.
-A su edad, muchos grandes poetas ya habían escrito sus mejores obras. Sin embargo, usted gana el Emilio Prados como autora menor de 35 años.
-Sí, los plazos se han alargado. La esperanza de vida aumenta y la juventud parece que dura hasta los 40. Mi condición es de poeta joven y uno piensa si es emergente, joven o no. Y luego está la cuestión de género, que soy mujer.
-Es usted poestisa.
-Suena cursi, no me siento poetisa, me siento poeta, una poeta.
-¿La poesía es un asunto de juventud?
-Sí es verdad que como medio de expresión, el adolescente busca la poesía o la canción. Es cierto que la prosa requiere de un mayor sosiego y reposo, es menos inmediata, y en ese sentido sí que casa la juventud con la poesía. Suelo moverme más por lo que leo y hago, más que por la edad.
-¿Cuál es su relación actualmente con la inspiración poética?
-Hay días que te sientes prosaica y en otras ocasiones ves un rayo de luna y la predisposición es mayor. No sé hasta qué punto es el mundo el que te invita a escribir o eres tú el que necesitas proyectarte.
-'Mientras la luz' es «una contemplación serena de los días», según el jurado.
-Tenemos un concepto muy decimonónico del arte y la literatura y asociamos la literatura a lo rubulento; el amor o la pasión, a la vida... pero las cosas no siempre son así. Yo reivindico la mirada tranquila, que no es lo mismo que desapasionada.
-¿Qué siente ante la lectura ajena de sus poemas?
-Eso es lo más mágico de la literatura. Si la gente te lee ya no es un monólogo, sino que estableces un diálogo. Es maravilloso que la gente te explique sus sensaciones tras la lectura de la poesía, conocer sus interpretaciones. La lectura del otro es muy enriquecedora para mí, me encanta.
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