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J. BATISTA
Jueves, 3 de octubre 2013, 14:55
El acto de apertura del curso de la Universitat de València celebrado en la sede histórica de La Nau tuvo un claro ambiente reivindicativo aunque fue muy diferente al del pasado año, marcado por los incidentes que obligaron a interrumpir la sesión tras la irrupción por la fuerza de un grupo de personas que quiso mostrar sus críticas a los recortes cargando contra los responsables políticos de la Generalitat y contra el rector, Esteban Morcillo, con todo tipo de gritos y consignas.
En previsión de que ayer se repitiera la escena, se había negociado la intervención de un representante de la Plataforma en Defensa de la Universitat Pública, conformada por estudiantes y personal de la institución, para relatar su posicionamiento respecto a la situación actual. Se había tomado buena nota de lo acaecido hace un año. Entonces, el rector, tras acusar a los alborotadores de faltar el respeto a la solemnidad del acto y a la autoridad académica, les instó a abandonar el Paraninfo tras advertirles de que se les habría permitido intervenir si lo hubieran solicitado.
Fue exactamente el sistema elegido ayer. Con todos los asistentes acomodados, incluido Alberto Fabra, que presidió la ceremonia, Morcillo informó de que se iba a proceder a la lectura del escrito tras la solicitud formal de la entidad. Todo sucedió antes de que comenzara la sesión, por lo que no hubo transgresión del protocolo, algo que agradeció públicamente el propio rector.
El manifiesto, muy crítico, fue leído por el estudiante Jordi Caparrós. Ataviado con una camiseta donde se leía 'Barbaritat Valenciana' junto al logo institucional de la Generalitat, se refirió a las «agresiones» sufridas por la universidad pública el curso pasado, como la subida de tasas, los recortes presupuestarios o la posible reforma del sistema derivada del informe del comité de expertos encargado por el ministerio.
Caparrós reclamó que cualquier proceso de cambio cuente con la participación de la comunidad académica «manteniendo los aspectos más positivos del modelo actual, como la autonomía y la elección democrática de sus cargos», y destacó que el acto les daba «una buena oportunidad» para expresar ante el presidente su «rechazo a los graves recortes en la enseñanza universitaria, a las condiciones de trabajo y a la represión del estudiantado en la universidad aplicada desde los gobiernos del PP», antes de insistir en su defensa de una «universidad pública y de calidad».
Poco antes de la intervención, de la que no hay precedentes, un centenar de personas secundaba la protesta convocada por la plataforma junto a La Nau. Los decibelios subían con la llegada de las autoridades y alcanzaron su punto álgido cuando Fabra bajó del coche oficial. Se gritaron consignas como «ladrones» o «fuera corruptos de la universidad», además de algún insulto.
El acto de apertura del curso arrancó con la lectura de la memoria del ejercicio pasado, que corrió a cargo de la secretaria general, María José Añón. Se refirió a las restricciones en nuevas contrataciones, a la evolución de las becas, con más solicitudes y menos resoluciones positivas, y a la cuestión financiera, recordando que la reducción presupuestaria de la Generalitat implicó una disminución de 34 millones en los ingresos de la institución.
La sesión continuó con la lección magistral del catedrático de Paleontología Juan Manuel Usera Mata, que hizo un repaso a la historia de esta disciplina antes de incidir en las perspectivas de futuro, con una clara vinculación con otras ciencias y también afectada por la disminución de recursos.
En su intervención, el rector comenzó destacando la «valía» del sistema público, que genera el «99% de toda la producción científica, transferencia e innovación del conjunto de las universidades valencianas», antes de centrarse en la parte reivindicativa. Insistió en el impacto negativo de los recortes salariales y los cambios laborales impuestos por el Gobierno e hizo especial hincapié en la política de tasas.
De hecho, se mostró muy crítico con la subida aprobada el año pasado en el actual contexto económico, pues representa «riesgos potenciales de exclusión», y también rechazó los nuevos criterios para optar a las becas: «No existe calidad y excelencia sin equidad».
Además, se refirió a los recortes en materia de investigación y al rechazo de la institución al informe de los expertos. Por último, pidió directamente a Fabra, en nombre de las universidades públicas, una «solución urgente» a la deuda de la Generalitat, contraída a corto plazo y que ronda los 200 millones. Eso sí, agradeció la voluntad del diálogo del Consell y tras el acto reconoció que este año los pagos mensuales están llegando en tiempo y forma.
Alberto Fabra fue el último en intervenir. Tuvo palabras de gratitud hacia el sistema público, «con cinco excelentes fuentes de conocimiento que han crecido espectacularmente en esta última década», y señaló que «con la misma generosidad que los ciudadanos financian el 80% de las matrículas, los universitarios han de aspirar a convertirse en agentes del cambio que la sociedad necesita en estos momentos». También aludió a la necesidad de fomentar el emprendedurismo, mostró su creencia en la igualdad de oportunidades asociadas al esfuerzo y destacó que las becas llegan a uno de cada tres estudiantes.
«La universidad es motor de nuestra economía, los cimientos para volver a crecer. Y se demostrará que la fuerte inversión realizada tiene una rentabilidad social innegable», dijo.
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