La Generalitat aplaza el pago de 40.000 millones para los próximos años

Tras tres horas de clase magistral de economía, dio la sensación de que el conseller de Hacienda, José Manuel Moragues, es un Chicote particular de las cuentas valencianas con el único fin de poner en orden una cocina desordenada y asfixiada por las deudas. La presentación de la Cuenta General de 2012, el documento que radiografía el cierre del ejercicio, terminó con la sensación de que el Estado, con su aportación de más de 10.800 millones de euros a través de varios planes, ha permitido al enfermo (léase la Generalitat) mantenerse con respiración en una situación crítica. Moragues no tuvo ningún reparo en reconocer que 2012 ha sido «el año más complicado», económicamente hablado, de la historia de la Comunitat Valenciana.

Los números no engañan y la Generalitat, los valencianos, tienen comprometido desde este año hasta un futuro incierto pagos por un total de 38.986 millones de euros. Un lastre que se carga al servicio de la deuda, que engloba más de la mitad del gasto, así como a Sanidad, con más de 6.000 millones de euros en compra de bienes y gastos de funcionamiento. El Consell necesitaría el presupuesto entero de casi tres años para poder hacer frente a todo lo que tiene aplazado.

La ayuda del Estado, que llegó a través del plan de pago a proveedores, vía FLA y con el ICO, se tendrá que devolver pero hay que reconocer que se ha convertido en el salvavidas que ha mantenido a flote a la Generalitat. Lo positivo es que esos 10.800 millones de euros han permitido que la deuda a corto plazo se convierta a largo. Ganar tiempo.

El año pasado fue terrible. Incluso angustioso según las conclusiones que destiló el equipo económico de Moragues, que compareció junto a él. El actual 2013, el segundo en el que se está ejecutando el plan de ajuste por la crisis, «tampoco es bueno pero es mucho mejor», según Moragues. Durante la exposición salió a relucir el punto de inflexión de la crisis o el inicio del fin de la crisis. Algo que sólo certificará el tiempo. De momento, lo que está claro es que el objetivo del déficit del 1,6% no se va a cumplir. Lo apuntó el conseller el día después de la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera, y lo ratificó ayer con un argumento comprensible: «No puedo comprometer el bienestar autonómico».

La idea de 2013 es sobrevivir con las ayudas del Estado. Con los nuevos mecanismos de aportación de fondos para poder hacer frente a los pagos, especialmente a los proveedores. El conseller no se escondió: «Nosotros con el FLA nos sentimos cómodos». La clave está en 2014. El objetivo de déficit se reducirá, las ayudas del Estado no están garantizadas y todo se fía a un nuevo modelo de financiación con el compromiso electoral de Mariano Rajoy de que los valencianos tendrán lo que les corresponde: «El actual es un sistema perverso con la Comunitat que nos deja en el penúltimo lugar en financiación per cápita». Unos 211 euros menos por habitante.

Moragues, más que poner en orden las cuentas de la Generalitat, lo que ha hecho es ordenar todas las facturas que se ha ido encontrando. A partir de ahí actuará. Aunque el equipo de Hacienda vendió que la situación es con tendencia a mejorar la realidad es que el peso de los datos numéricos del ejercicio de 2012 son como un bloque de hormigón anillado al tobillo de la Generalitat. El dato bueno es que se cerró 2012 con 1.063 millones de euros de pérdidas menos que en 2011. Un ligero consuelo cuando el desahorro acumulado, algo así como las pérdidas anuales, fue de 5.584 millones de euros.

En tan sólo dos ejercicios, 2011 y 2012, los fondos propios de la Generalitat han pasado de estar en positivo a más de 14.145 millones de euros en negativo, un 65% más que en 2011. Técnicamente, este dato refleja una situación de quiebra técnica. «Es cierto que con unos fondos propios en este estado una empresa privada estaría en situación de disolución. Pero la Generalitat es una administración pública que lo que hace es servir al ciudadano», apuntó el conseller de Hacienda.

La deuda se disparó en 2012 en más de 9.300 millones de euros hasta situarse en casi 23.300 millones. Más de 17.800 son a largo plazo y el resto, a corto. Más de 4.900 millones de euros de los que se debe son de pagos a proveedores. La deuda es lo que más preocupó ayer al socialista López Milla.

Uno de los objetivos de Moragues en su mandato como conseller es sacar las facturas en el cajón. La denominada cuenta 409 es un apartado transitorio en el que se reconoce que hay un pago a la espera de que haya crédito presupuestario para hacerlo.

Regularizar Ciegsa

El importe de la caja 409 es de más de 3.500 millones de euros, de los que 2.000 millones corresponden a Ciegsa, «que están pendientes de regularizar». El resto, 1.500 millones, corresponden a proveedores. El objetivo de Hacienda es que esa cuenta transitoria llegue a desaparecer para que se pueda pagar al momento. Moragues aplaudió el esfuerzo que se ha realizado en el pago a proveedores hasta dejar la deuda en 4.931 millones, 900 memos que en 2011.

A pesar de la mala situación económica, el secretario autonómico de Hacienda y Presupuestos, Eusebio Monzó, reconoció que las aportaciones del Estado han sido fundamentales para capear el temporal: «Cuando aterricé a principios de 2012 era impensable que llegaran esas ayudas. Se han realizado pagos por valor de 17.000 millones». Monzó aseguró que el panorama económico mejora y apuntó, con la correspondiente dosis de precaución, que los ingresos propios empiezan a estabilizarse en torno al 25% del total. Moragues señaló que su intención no es seguir recortando a los funcionarios (en diciembre se cumple el plan de ajustes) y espera que la nueva financiación sirva en 2014 como salvación.