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Alicante

Toneladas de hierro, música e ilusiones

Un tráiler de gran tamaño transportará las piezas hasta una finca de La Alcoraya tras un trabajo de varias semanas de desmontaje en la iglesia donde se hallaba Un matrimonio alicantino adquiere en un concurso en Escocia un órgano inglés de inicios del siglo XIX

ENEAS G. FERRI

Miércoles, 18 de septiembre 2013, 10:58

ALICANTE. La situación de inicio es, al menos, inusual. Un matrimonio de organistas alicantinos decide emprender un proyecto cultural basado en la pedagogía y la música. Adquieren una finca y un local en Alicante, donde imparten cursos infantiles. Pero no tenían un órgano, ese majestuoso instrumento en el que basan su proyecto y, en gran parte, su amor por la música. Un amigo alemán les informa de un concurso público de venta de uno de estos gigantescos instrumentos de reconocida firma y gran calidad. Pero se halla en una iglesia de Escocia. Donde las ilusiones podrían morir, estos dos emprendedores se armaron de valor, amigos y empeño. El resultado: el sábado llegará a La Alcoraya un órgano Henry Willis III de 1929.

«Ser organista y no tener órgano es como ser jinete y no tener caballo», expresa Isabel Elvira, la nueva poseedora de la magnífica pieza inglesa, junto a su marido, Nuno Kawaguchi. El matrimonio, junto a Aitor Sanmiguel, otro organista alicantino amigo de la pareja, ha permanecido varias semanas en Inverleith, donde se encontraba el Henry Willis III, para desmontarlo pieza por pieza con el fin de trasladarlo hasta Alicante.

Elvira es profesora de piano en el Conservatorio de Música Guitarrista José Tomás de Alicante y junto a su labor profesional emprendió también el proyecto cultural El Cajón Escénico, donde imparte cursos de música y arte dramático, otra de las aficiones de la alicantina. Por su parte, Kawaguchi es también profesor de piano, pero en clases privadas, mientras de Aitor Sanmiguel, pese a ser organista, trabaja en una tienda de productos culturales de Alicante.

Un amigo alemán y también organista informó al matrimonio del concurso público que se había convocado en la ciudad escocesa con el objetivo de vender el órgano romántico de la firma inglesa. El matrimonio concursó enviando un proyecto en el que se detallaba la intención de la compra del instrumento, que pasa por «la creación de un auditorio en la finca que regentamos para instalar allí el órgano y rodearlo de actividades culturales», explica Elvira, a lo que añade que «no sé si hubo más concursantes, porque el precio de venta es simbólico y a pagar en varios años, por lo que el peso principal es el del futuro que augura al instrumento».

Con estas pautas, la adjudicación del concurso cayó a su favor y, entonces, surgió un problema añadido: el transporte. Montado en su totalidad, el Henry Willis III mide unos seis metros de altura por unos tres de ancho, por lo que necesitaban desmontar la pieza, embalarla y alquilar un camión de gran tamaño que lo transportara hasta su lugar en Alicante.

Entre los obstáculos principales, Elvira destaca dos, «recordar la composición del instrumento y la seguridad, tanto nuestra como de las piezas». En la solución del primero apareció la figura de Sanmiguel, del que la profesora relata que es «impresionante la capacidad para conocer los órganos. Se puso ante el órgano y en unas horas comenzó a indicar cómo se debía desmontar, porque con unas anotaciones que realizó observando todo con detalle, sabría más tarde recomponerlo».

La solución al segundo de los obstáculos pasaba por unas dosis de ingenio y de dinero. «Un inspector de trabajo nos acompañó en todo el desmontaje. Solo tuvimos un pequeño problema al desmontar el secreto superior. Pretendíamos hacerlo con una plataforma elevadora, pero no sabíamos si resistiría el peso y tuvimos que cambiar por una grúa».

Esta grúa fue un pequeño suplemento presupuestario al total que ha tenido que desembolsar el matrimonio para llevar a cabo la adquisición. «En total, nos gastaremos unos 10.000 euros en todo el proyecto. Calculamos que si contratábamos una empresa de desmontaje, con el IVA añadido, y alquilábamos el transporte, nos hubiese costado finalmente cerca de 30.000 euros. Por lo tanto, el esfuerzo, el empeño y el trabajo invertido ha valido la pena».

Ahora, si todo transcurre según las previsiones, el Henry Willis III, un órgano único en España, de estilo románico, realizado en el año 1929 y «de gran calidad y construcción perfecta», en palabras de Elvira, llegará a la finca Villa Atia, donde entre huertos, árboles frutales y caballos será reconstruido y, con él, las ilusiones de la música de Elvira y Kawaguchi.

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