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JOSÉ M. ORTUÑO
Lunes, 14 de octubre 2013, 16:50
Los terremotos han sido protagonistas en las dos últimas semanas tras la polémica surgida con el almacén del proyecto Castor, situado a 22 kilómetros de Vinaròs y que, según el ministro de Energía, José Manuel Soria, está «relacionado temporalmente» con las inyecciones de gas.
En la Universidad Politécnica de Valencia cuentan con un aparato capaz de medir la densidad de los movimientos de tierra. «Se trata de un acelerógrafo y mide las grandes magnitudes. No es lo mismo que un sismógrafo como el que ahora se ha puesto en las Columbretes y que están usando para estudiar las causas de los terremotos en Castellón», explica el catedrático en Geofísica y Prospecciones Francisco García.
Es decir, que los temblores importantes los contempla pero no los leves. «Los que se han producido últimamente ni siquiera los ha recogido», advierte. Pese a ello, en la costa norte de la Comunitat hay preocupación puesto que han sentido como sus casas se movían hasta en tres ocasiones en poco tiempo. Sin embargo, para el profesor de la UPV «no se puede decir que el hecho de que haya un terremoto es alarmante, porque en la Comunitat tenemos del orden del uno a dos al día».
No es el primer experto que recalca que los vecinos de Vinaròs, Benicarló y Peñíscola deben de estar tranquilos, aunque no acaben de creérselo. «El problema es que se carece de cultura sísmica», algo en lo que también está de acuerdo Jonathan Gómez, especialista en Riesgos Naturales y colaborador de la ONU. «Estamos en un terreno activo y no pasa nada, se convive con ello. En Granada que se registren seísmos de cuatro grados es como tomarse un café con leche».
«Un terremoto es peligroso, sí. Pero es natural, también». Para el catedrático, los que se han producido en Castellón «son instrumentales con magnitudes moderadas o muy pequeñas», lo que pasa es que la población no está bien informada, ni la situación bien estructurada. «Una zona de alto nivel y riesgo sísmico es la de Alicante, con toda la potencialidad turística que hay. pero se construye hay planes de emergencia y se convive con los terremotos». Incluso el que «hubo en Valencia hace unos años fue mayor y produjo daños arquitectónicos».
Sin embargo, para el profesor García, los de las últimas semanas no conllevan mayor problema. La cuestión que sí le preocupa e insiste es «que no hay cultura sísmica. Creo que sólo un 0,01 por ciento de los valencianos sabe lo que hay que hacer en caso de temblores y somos la tercera comunidad con más terremotos de la península». Por tanto, «hay que construir bien edificios e infraestructuras y, luego, informar bien a la sociedad, empezando por los niños. Lo que pasa es que es muy fácil jugar con los sentimientos».
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