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El cocinero de Barx, en su restaurante Ricard Camarena. / T. Rodríguez
Culturas

«La cocina valenciana se ve desde fuera como una gran potencia gastronómica»

El chef de Barx ha logrado en apenas dos años consolidar con éxito sus tres restaurantes en Valencia y un cuarto con el que triunfa en Madrid Ricard Camarena Cocinero

JESÚS TRELIS

Domingo, 27 de octubre 2013, 11:05

Las barras de los bares son vertederos de amor. Lo cantaba El último de la Fila en 'Insurrección'.

-¿Eso es así?

-Sí, sí...

Ricard sonríe. 'Insurrección' es una de sus canciones predilectas. La pregunta le coge desprevenido. Aunque es difícil sorprenderle. Camarena ya intuye todas las preguntas y se sabe todas las respuestas. Las entrevistas cada vez son más frecuentes. El éxito en la cocina también lleva a esto. Un éxito que parece haber cogido carrerilla. Reservado en el primer trato y sincero en las distancias cortas, el chef de Barx ha pasado en 13 años de regentar el restaurante del polideportivo de su pueblo a tener tres en Valencia y uno en Madrid. Trepidante.

-Insisto, las barras de los bares son vertederos de amor. ¿Deben de vivir historias apasionantes?

-Lo importante de nuestro oficio es la relación humana y claro que vemos muchas cosas que nos seducen. Lo que hace bonito esta profesión es el feedback con la gente. Vemos historias de amor y de desamor.

-La gente también está viviendo una historia de amor con los cocineros. Hasta os damos premios.

-Es innegable que en los últimos años la cocina ha suscitado una atención extra y esa atención que está prestando el público en general ha hecho que os plateéis premiar a un cocinero. (Sonríe)

-Los jóvenes antes querían ser estrellas del fútbol o de la canción. Ahora también de la cocina.

-No a ese nivel. Es cierto que es una profesión de moda y que además tiene un índice de ocupación alto. Con esfuerzo, llegas a tener trabajo, cosa que no pasa en otras profesiones. También es cierto que tu vida privada se reduce drásticamente, pasas a trabajar muchísimas horas.

-Los cocineros toman la televisión. ¿Desprestigia la profesión?

-Creo que suma, no resta. Pone en valor los valores de los cocineros, de la cocina, del esfuerzo en equipo.

-¿Se esperaba hace trece años, cuando decide entrar de lleno en la cocina, llegar hasta aquí?

-No me lo planteaba. Las cosas suceden de manera natural y nunca hemos dado un paso más allá del otro. Quería ser cocinero sólo porque me gustaba la cocina. Esa falta de ambición es la que me ha llevado a llegar donde estoy. También es verdad que he tenido el apoyo incondicional de mi mujer. Sin ella te aseguro que no estaría aquí.

-La decisión que adoptó en 2012 da vértigo. Abrir tres restaurantes en Valencia y un cuarto en Madrid.

-Desde fuera puede sonar a que «el Camarena debe estar como una cabra», pero no. El Camarena toma las decisiones cuando las tiene que tomar. En este caso, en un momento importante de su vida. Cuando estás respaldado.

-Central Bar, Canalla Bistro y Ricard Camarena Restaurant. ¿Propuestas para todos los públicos?

-A priori esa era la idea. Segmentar la oferta, en contenido y en contexto. Eso hizo que abriéramos tres conceptos que estaban pensados para que uno sea sostén de otro. Con el tiempo han ido teniendo vida propia y superando las expectativas.

-¿Y el desembarco en el Restaurante Ramsés en Madrid?

-Me pareció una nueva oportunidad, un nuevo reto. Teníamos mucho que ganar y mucho que perder. Aunque para ser sinceros, aportaba visibilidad en el resto del estado. Las cosas que haces en Valencia trascienden, pero no como en Madrid.

-¿Cómo ven desde fuera la cocina valenciana?

-Se nos ve como una grandísima potencia gastronómica. Dentro, igual, todavía no nos hemos enterado. Eso pasa aquí y en otros sitios no. Aunque cada vez menos. La gente es más consciente de lo que tenemos. Primero hay que ver lo que tenemos dentro y luego lo que hay fuera.

-¿Pero no cree que Valencia cada vez admira más a sus cocineros?

-Sí, estamos más enterados. Hay una labor de prensa importante para que eso suceda. Hasta ahora no se sabía poner en valor y esa tendencia ha cambiado. Hay más gente con sensibilidad que antes no estaba.

-Miremos al futuro. ¿A por la segunda estrella Michelin?

-Sería absurdo ponerme un objetivo que no depende cien por cien de mí. Si me pongo un objetivo es seguir generando empleo e intentar darles mejores condiciones de vida. Y disfrutar en el trabajo. A nivel personal, seguir estando con mi mujer y con mis hijos que es lo que más me gusta en la vida.

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