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VICENTE LLADRÓ
Martes, 29 de octubre 2013, 02:17
El viejo movimiento carlista que nació en el primer tercio del siglo XIX sigue manteniendo hoy, casi dos siglos después, una presencia social y política que, sin embargo, es ya escasa por la lógica evolución de los tiempos y las ideas y a pesar de los esfuerzos de quienes siguen defendiendo con nostalgia ideales que marcaron sus vidas.
En tierras valencianas tuvo el Carlismo una relevancia que hoy cuesta recordar y que se manifestaba en los clásicos casinos que hubo en muchas poblaciones, de los cuales quedan tres: el Círculo Aparisi y Guijarro de Valencia, el de Lliria y el de Vila-real.
En Lliria, José Romero Ferrer representa, a sus 88 años, la memoria viva del carlismo local y aun de casi toda España, y recuerda con todo detalle hechos sociales y militares, nombres y apellidos y, en general, el devenir durante las últimas décadas de una ideología que reconoce que vive horas bajas, aunque con la lejana esperanza de que algún día pueda resurgir. Un pensamiento que comparten sin duda los 120 socios que tiene el Círculo Cultural Católico Carlista San Miguel de Lliria.
José Romero se ha preocupado de recopilar muchos datos y ha plasmado en diversos libros la historia de los carlistas más próximos, empezando por el general edetano Santés, que tuvo importante protagonismo en la tercera guerra carlista y de cuyas hazañas derivó que este movimiento tuviera inusitado protagonismo en Lliria durante las décadas siguientes.
El carlismo está además dividido entre la Comunión Tradicionalista, que dice seguir la línea original, más aferrada a los principios conservadores y al viejo lema de 'Dios, Patria, Fueros y Rey', y el Partido Carlista, de corte socialista autogestionario. Sin embargo, José Romero tiene la ilusión de que el actual pretendiente, Carlos Javier de Borbón Parma, hijo de Carlos Hugo, que fundó el Partido Carlista, protagonice la reunificación de ambas tendencias. Carlos Javier, que es primo hermano del rey de Holanda, ha participado en diversos actos carlistas, estuvo el año pasado en Valencia y mantiene cierta ambigüedad que da esperanzas a ambas partes.
Los veteranos carlistas de Lliria siguen manteniendo grandes relaciones con muchos correligionarios de Navarra, cuna principal del movimiento. La amistad se afianzó en 1954, cuando José Ángel Zubiar encargó a Romero la impresión clandestina del boletín 'El Fuerista', que lucía el subtítulo de 'Órgano antiborreguil' como distinción diferenciadora frente a los supuestos desinformados. Se hizo al principio a multicopista en Lliria y después en una imprenta que Manuel Bayarri, de Puzol, instaló en la Venta del Emperador, junto a la vieja carretera de Barcelona. Los ejemplares impresos viajaban a Pamplona en el camión de un frutero navarro que venía a cargar cada semana al Mercado de Abastos de Valencia.
Sólo se hicieron cinco números. El régimen de Franco desplegó una fuerte represión contra los carlistas que le ayudaron el 18 de julio y después le criticaban en 'El Fuerista'. Como dice Romero, «ganamos en la guerra pero perdimos en la paz».
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