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ISABEL DOMINGO
Lunes, 18 de noviembre 2013, 03:52
«Tengo ojeras solidarias». Es la frase que emplea la científica valenciana Pilar Mateo cuando se le pregunta por la vorágine que implica que su proyecto, transformado en Inesfly Corporation, inicie su expansión internacional con la puesta en marcha de varias fábricas de pintura en África. Es el premio a sus 17 años de tesón en la investigación y defensa de una iniciativa en forma de brocha que permite erradicar enfermedades como la malaria o el mal de Chagas.
La primera de esas factorías ya es una realidad que arrancará el próximo diciembre en Accra, la capital de Ghana. La inversión es de 10 millones de euros para una gran planta de producción de pintura, pues abarca 10.000 metros cuadrados, y permitirá generar alrededor de 500 puestos de trabajo directos e indirectos. De ahí saldrá la pintura 'salva vidas' a muchos países de África hasta que abran las otras previstas.
De su ubicación Mateo prefiere guardar silencio hasta que el proyecto esté más rodado aunque sí confirma que serán tres. Es la vacuna que se autoimpone una de las mujeres 'top cien' de la ciencia en España tras haber sufrido algún que otro engaño empresarial. De no apoyarla nadie y estar en números rojos ha pasado a transformar la fábrica de barnices y pinturas de su padre en un centro de referencia mundial gracias a una inyección de 4 millones. Detrás está un grupo de inversores que conocían su trayectoria y tecnología y le ofrecieron abrir una planta en África y luego entrar como socios en Inesfly.
Este impulso ha hecho posible que la científica que defiende que «si hay un problema, hay una solución» pueda centrarse más en la investigación. La antigua fábrica de Paiporta se dedica ahora a la investigación (tienen cinco nuevas patentes presentadas). Enfrente, una nave industrial nueva, acoge un centro para la microencapsulación en el que manda un sofisticado robot de dos millones, ya que ningún trabajador manipula los productos que se emplean para las pinturas.
Es también el encargado de producir los dos contenedores de microcápsulas que partieron hacia África a comienzos de mes. «Norte y sur unidos por la tecnología», afirma Mateo, pues en Paiporta se generarán las microcápsulas y en Ghana el resto del producto. Para ello contarán con tecnología procedente de España e Inglaterra.
Una fundación
De forma paralela, la química que hace poco invitó a coger el rodillo de pintura a la Reina Sofía pondrá en marcha una escuela de formación en cursos de manipulación de plagas para que la gente sepa cómo utilizar los productos.
Ya en Valencia, el próximo día 30, presentará su fundación en el transcurso de una cena solidaria en el Ateneo Mercantil. Como asegura Pilar Mateo, «hay que poner el conocimiento en acción para cambiar el mundo».
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