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Concentración en la plaza de la Mare de Déu de Valencia contra el cierre de RTVV. :: TXEMA RODRIGUEZ
La oposición toma la cabecera
Politica

La oposición toma la cabecera

Los políticos exigen elecciones anticipadas mientras una multitud de valencianos anónimos reclaman la vuelta de RTVV

HÉCTOR ESTEBAN

Miércoles, 4 de diciembre 2013, 08:29

En la acera de la calle San Vicente, a los pies de la zapatería Mayordomo, dos mujeres esperaban el inicio de la manifestación. «Mi hijo salió del teatro a las once y media de la noche del jueves y se fue para allá. Entró por una ventana», le comentaba una de ellas a la otra orgullosa de la heroicidad del chico. La amiga, tapada hasta los ojos por el condenado frío, le dijo que el suyo se quedó en la valla porque no le dejaron de entrar. «¿Son ustedes madres de trabajadores de RTVV?», La primera se presentó como la progenitora «de Tonet», de l'Alqueria Blanca; la segunda, la de un veterano del Canal 9: «Mi hijo trabaja allí desde que empezó».

La madre de Tonet (Ferran Gadea), que ocupó la cabecera de la protesta, y la de uno de los 1.600 trabajadores que se quedarán sin trabajo, representan el sentir de las miles de personas que ayer se concentraron en la plaza de San Agustín para manifestarse contra el cierre de Radiotelevisión Valenciana. De familias que se asoman al paro.

La oposición tomó la cabecera. Hace tres semanas fue para los trabajadores. Los políticos se colocaron como sardinas en lata detrás de una pancarta que pedía elecciones anticipadas ya. Ni un cachito de espacio para la televisión ya fallecida porque ahora hay que reivindicar los comicios urgentes por encima de todas las cosas con la vuelta de RTVV como 'leitmotiv'. Detrás del grupo de cabeza, que se podría definir como el de los abrigados con nómina pública, la gente, la parte del pueblo que clamó contra las políticas del Consell al grito de «Fabra dimisión» y «Fabra a la pressó».

El baile de cifras que se da entre organización y fuerzas de seguridad siempre invita a dejar el recuento en miles para no equivocarse nunca. La Policía Local lo numeró entre 3.500 y 4.000 mientras que el sindicato Intersindical, en 60.000. Nunca existe el término medio en estos casos. La foto aérea de la plaza de la Mare de Déu contabilizó miles, similar a hace tres semanas.

En la esquina entre la calles de las Barcas y Poeta Querol, la cabecera se paró. Allí, con los fotógrafos apostados en las repisas de los ventanales del Banco de Valencia, el sindicalista Vicent Mauri pedía a los extraños que se apartaran para que la imagen quedara lo más limpia posible de espontáneos.

La cabecera, como si lo hubiera programado, se paró para hacer un 'remake' de aquella histórica foto que a finales de los setenta pedía un Estatut d'Autonomia. De repente, l'Estaca de Lluís Llach se convirtió en la banda sonora de una manifestación en la que los políticos danzaron y cantaron con la estrofa «...tomba, tomba, tomba i ens podrem alliberar».

La manifestación, como hace tres semanas, fue de nuevo transversal. Convivieron la Senyera coronada y la cuatribarrada e incluso alguna 'estelada' que portaba casi como un islote entre la masa Josep Guia. Pero la marcha no sólo fue transversal en los símbolos, sino también en las personas.

Ayer, en la misma calle compartieron protesta aquellos políticos que no hace mucho criticaron al equipo del jefe del Consell, el de Canal 9 claro está, y aquellos profesionales de la tele que formaron parte de aquel grupo de periodistas apestados. Incluso desde la capital se desplazaron compañeros de Telemadrid con sus petos reivindicativos. Los trabajadores de casa se repartieron entre varias pancartas a favor de que vuelva la luz a RTVV. De ellas colgaron miembros del comité, trabajadores veteranos, más jóvenes... unidos por el peto rojo que se ha convertido en el símbolo de la lucha con una bandera griega de invitada.

Por la calle de las Barcas navegaron pancartas de todos los partidos de la izquierda, con y sin representación; de organizaciones como Acció Cultural del País Valencià y Escola Valenciana, y de profesionales del audiovisual valenciano. En la calle la Paz viraron hacia la plaza de la Mare de Déu en son de guerra sin violencia. Al final, la plaza con un casi lleno.

El socialista Ximo Puig ejerció de anfitrión de la portavoz socialista en el Congreso, Soraya Rodríguez, a la que brindó un sitio en la cabecera junto al portavoz de Compromís, Enric Morera, al diputado de EU, Ignacio Blanco, y representantes sindicales y de Acció Cultural y Escola Valenciana.

Puig calificó de «ridículo» el cierre y Soraya Rodríguez señaló que le pedirá al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que revierta la situación. Para Morera, la manifestación de ayer «es el camino a la esperanza para una nueva televisión pública y en valenciano» mientras que Blanco apuntó que el Consell «ha fundido a negro la señal de RTVV pero no nuestra memoria».

La manifestación recorrió el itinerario a su ritmo. En la cabecera, en pelotón para sacar la cabeza lo máximo posible en los medios de comunicación. La política es así. Incluso el diputado socialista Josep Moreno encargó por vía de urgencia una sudadera con el logo oficial de la marca Telefunken, en honor de Francisco Signes (no confundir con el diputado), el antenista de Gata de Gorgos que se negó a apagar la señal. Al final, en la plaza de la Mare de Déu la manifestación se concentró para verbalizar el rechazo al cierre de RTVV.

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