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Un cliente divino
Sociedad

Un cliente divino

Llega al restaurante sin reserva, no se priva de nada y deja unas propinas en nombre de Jesús que alcanzan los ¡10.000 dólares!

DANIEL VIDAL

Jueves, 26 de diciembre 2013, 12:37

Aruj Dhawan, un joven indio de 25 años, estudiante de Marketing en Nueva York y que se gana la vida como camarero en el Bo's Kitchen & Room de Manhattan, no vio nada extraño en los tres clientes que hace unos días entraron en el local y se pidieron un bourbon, unas cervezas, unos entrantes, ragú y chuleta de cerdo. La sorpresa vino después, cuando los comensales pagaron la cuenta (111 dólares, unos 80 euros): Aruj pasó por la mesa para recoger el dinero y se encontró con una propina de mil dólares, algo más de 700 euros. «Se me acercó, me entregó el recibo y me dijo: '¿Es de verdad'?», explicaba el no menos sorprendido gerente del restaurante, Benjamin Cramer. Ya se sabe que hay países -Estados Unidos es uno de ellos- en los que dejar una propina no forma parte de la cortesía del cliente, en función del servicio recibido. Es casi una obligación, del 10% mínimo, con la que camareros, taxistas, peluqueros... engordan unos sueldos más bien exiguos.

De un tiempo a esta parte, las propinas se han convertido en una especie de lotería que sobrevuela bares y restaurantes de México y Estados Unidos, donde los empleados miran a la puerta como si estuvieran esperando el santo advenimiento. Porque Aruj Dhawan no es el único camarero al que le ha tocado atender a ese cliente misterioso que firma los recibos de su American Express negra (la de los más ricos) con '@tipsforjesus' (propinas de Jesús). La rúbrica, en realidad, se corresponde con una cuenta de Instagram donde esos afortunados trabajadores de la hostelería van colgando los 'regalos' de esta especie de Santa Claus moderno y sibarita que no se priva absolutamente de nada.

Aprovechando esas apariciones solidarias que se suceden día tras día, sin previo aviso ni reserva, el comensal anónimo se pega unos buenos homenajes con los colegas invitados a la cuchipanda. En el Jade Bar, también en Nueva York, la cuenta final (sin incluir la propina celestial) ascendió a 2.979 dólares, casi 2.200 euros. Gracias a la pertinente foto de la factura, donde '@tipsforjesus' explica que está haciendo «el trabajo del Señor», se pueden atisbar algunas de las exquisiteces que pidieron el generoso cliente y sus amigos: varios copazos de whisky Macallan 30 años (a 100 dólares cada uno, según la carta de precios del local), algún que otro Glenmorangie (otro fino destilado escocés) y alrededor de diez combinados del carísimo y exclusivo tequila Patrón Burdeos (a 102 dólares el cóctel), todo ello acompañado de alguna que otra botellita de Sierra Nevada, una cerveza de nombre granadino que cuesta seis dólares el tercio.

Tres tequilas después

Pero el importe final de la factura es una minucia en comparación con la gratificación que se llevó el camarero del Jade Bar, la mayor conocida hasta el momento en este peculiar ranking del 'propinón': 10.000 dólares (unos 7.200 euros). En este caso, el divino cliente demostró hasta tener buen sentido del humor: al escribir la cifra final en el recibo, se equivocó con los números (12.2979 en vez de 12.979) y se tomó a guasa su error cuando fue a colgar la correspondiente imagen en la red social: «Sí, hay un 2 de más. Las matemáticas son duras a la una de la mañana y después de tres tequilas». Raro es el día en el que, además, no se paga una ronda para todos los parroquianos, según informan 'The Washington Post' y 'Today News'. Qué alegría de tipo.

La generosidad de este buen samaritano va por barrios y no se queda estancada en un punto fijo. Desde Los Ángeles a San Francisco pasando por Chicago, Phoenix, Michigan y algunas zonas de México, la propina más pequeña que ha dejado el misterioso y generoso cliente asciende a 500 dólares (363 euros). De lo poco que se sabe de él, además del color de su tarjeta de crédito, es que habla español. «Muchas gracias Carlos», agradeció a un camarero en una nota en un resort de Punta Mina. Le cobraron 158 dólares y regaló otros 1.000 de propina. En The Seagrape, en Fairfield (Connecticut), dejó 5.000 por una cuenta de 112. La misma gratificación que en el MoonDogs Too, en Seattle, o en el Legends of Notre Dame, en Indiana. En total, y desde que '@tipsforjesus' colgó la primera foto, el 9 de septiembre, la cuantía de su generosidad ya rozaría los 70.000 dólares, más o menos el número de seguidores de la cuenta de Instagram. En ella, muchos camareros devotos -y gentes de todo pelaje- cuelgan mensajes de agradecimiento y de esperanza, amén de solicitudes varias: «Por favor, vente a Argentina. Mi marido tiene mesas de 40 personas que no le dejan nada de propina. ¡Es una vergüenza!».

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