«Quiero mi dinero para ayudar a mis hijos en paro y a mi mujer enferma»

El escándalo de las preferentes de Bankia sigue cobrándose víctimas, como el policía local que se suicidó en la cárcel de Albocàsser y que ayer fue enterrado o algunas familias que viven situaciones dramáticas tras perder todos sus ahorros. Sueños rotos, lágrimas, depresiones, reproches, batallas legales y hasta trastornos mentales condicionan la conducta de los afectados.

Enrique Martínez, de 61 años y vecino de Alzira, es uno de los miles de afectados que suscribieron las participaciones pensando que tenían su dinero a plazo fijo, es decir, que habían contratado un producto seguro. Ahora reclama que le devuelvan los 82.000 euros que ahorró a lo largo de toda su vida. Tenía tres cuentas en Bankia, una de 40.200 euros, otra de 20.000 euros y la tercera de 20.868 euros. «La persona de confianza que me gestionaba todo el dinero en Bankia me dijo que tenía algo mejor para mí», afirma Enrique. «Me pidió que me diera prisa y así me daría más intereses. Total que cogió los 40.200 euros y me los pasó a preferentes, y pasaban los meses y no veía ningún tipo de interés ni ganancias ni nada», explica el afectado. Un amigo le abrió los ojos cuando le contó lo que le había pasado. «Me dijo que yo también era uno de los afectados por las preferentes», recuerda indignado.

Cuando acudió a la caja de ahorros, Enrique descubrió que con los otros depósitos de 20.000 euros había comprado acciones que le vencen en el año 2019, lo que suma un total de 82.000 euros aproximadamente, el dinero que reclama. La situación familiar de Enrique es complicada y angustiosa. El hombre tiene problemas de vista con un 40 por ciento de minusvalía que le impide conducir vehículos, y está enfermo de diabetes. Su mujer, de 63 años de edad, padece alzhéimer en su máximo grado desde hace cinco años, y tienen dos hijos de 30 y 31 años en paro que no cobran ningún tipo de subsidio, y que cada mes tienen que pagar la hipoteca y el alquiler de su piso.

Enrique trabajaba en Ford España, donde tenía un pequeño plan de pensiones hasta que se jubiló en 2012. «Quiero mi dinero para ayudar a mis hijos en paro y a mi mujer enferma», asegura con el rostro cariacontecido. «Tenía que acondicionar la casa para bañar a mi mujer y me dejaron sin dinero», explica Enrique, que sacó el dinero de su plan de pensiones para rehabilitar la vivienda.

El hombre necesita también los 82.000 euros para contratar a una mujer que le ayude a cuidar a su esposa, ya que no quiere llevarla a una residencia. Tras informarse en un despacho de abogados, Enrique intentó acogerse al arbitraje, «pero de 40.200 euros me daban sólo 11.000 euros, y yo no estaba de acuerdo con esa cantidad», afirma. «Y por eso presenté una denuncia», añade.

Vicente L., de 64 años, es otro de los valencianos afectados por las preferentes. «Me destrozaron la vida. Cuando fui a sacar el dinero y me dijeron que no podía hacerlo me dio ganas de hacer una locura», manifiesta el jubilado. Ahora, el 15 de cada mes acude a una sucursal de Bankia a primera hora de la mañana para cobrar su pensión. «No me fío ya de ellos», dice con recelo.

La historia de Antonio M. es parecida. «Me ofrecieron el producto sin explicarme que era un canje por acciones. No tienen vergüenza porque engañaron con maldad, y encima rescatan a Bankia», se queja el afectado. «Quería comprarme un apartamento y no pude hacerlo porque habían invertido mis ahorros sin que yo lo supiera», asevera con gran enojo. «Los abogados me han dicho que ganaremos el caso, pero yo no lo tengo tan claro. Ojalá se solucione todo y pueda recuperar mi dinero», señala Antonio con gesto pensativo.