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P. MORENO
Miércoles, 22 de enero 2014, 18:41
Un carril bici desde la Marina hasta la Devesa de El Saler. Es una de las infraestructuras previstas con la profunda remodelación que realizará el Puerto en su frontera con el barrio de Nazaret, en unos solares que suman 100.000 metros cuadrados e incluyen una antigua fábrica de aceite, ahora en plenas obras de demolición.
Fue una de las cuestiones tratadas en una reunión celebrada la tarde del miércoles en la sede de la Autoridad Portuaria, donde acudieron representantes vecinales, el concejal de Urbanismo, Alfonso Novo, y directivos del Puerto. La entrevista respondía a uno de los puntos del convenio de cesión de la Marina al ayuntamiento, donde se fijó un plazo de seis meses para empezar a abordar soluciones de futura para la zona sur de la desembocadura del cauce.
Antes del encuentro de ayer, la única referencia que tenían los vecinos era el encargo realizado por la Autoridad Portuaria al arquitecto José María Lozano en 2009, donde se habló de cuatro torres de 22 plantas cada una, una dedicada a hotel y el resto para oficinas.
El presidente de la asociación de vecinos de Nazaret, Julio Moltó, uno de los asistentes a la reunión, puso ayer en duda esa iniciativa al considerar que «apenas se trató en la reunión, hablaron de edificabilidad pero poco más, dejando la cuestión muy abierta».
Acerca del carril bici, dijo que la idea partió precisamente de la entidad vecinal, quien la incluyó tanto en las alegaciones el plan de movilidad del consistorio como al plan de usos del Puerto. Fue bien recibida por el concejal de Urbanismo, Alfonso Novo, quien explicó en un comunicado que se trata de «grafiar un itinerario ciclista y peatonal que enlazara esta zona con los carriles bici de la Marina y los que llegan a las pedanías de Pinedo y El Saler, con el fin de facilitar la movilidad y la conexión con el resto de la ciudad». Esta ruta es muy popular y concurrida porque llega hasta la misma Devesa. Parte actualmente del arranque de la autovía de El Saler, a la altura del puente de l'Assut de l'Or, por lo que su extensión hasta la Marina sería un atractivo más para el desarrollo de la dársena.
Menos tráfico en el puente
Moltó dijo sobre esto que el puente de Astilleros, por donde pasaría el carril bici, tiene menos tráfico que hace años. «Le sobran carriles desde que se abrió l'Assut de l'Or», dijo. Coincidió con el presidente de la asociación de vecinos Nazaret Unido, José Antonio Barba, al decir este último que la solución más completa sería prolongar el paseo peatonal por los terrenos de la Unión Naval de Levante.
Ambas entidades se mostraron favorables a los planos que se enseñaron acerca del recorrido de las carreteras y el tendido ferroviario que pasará por la zona. En ambos casos se retranquea sobre la situación actual. Quedará una zona aduanera desde la marginal izquierda de la desembocadura del cauce que seguirá después por el antiguo polideportivo de Benimar y el límite este de un parque a espaldas del balneario Marazul. Desde esa línea hasta el casco urbano de Nazaret se fijará una zona de «transición amable», como fue definida ayer por un portavoz del Puerto, aún por desarrollar.
Barba estimó que los trenes pasarán al menos a 300 metros de las viviendas más cercanas. Nazaret ganará una amplia franja de terreno, entre los terrenos de la aceitera, Benimar y el citado parque. Serán propiedades portuarias pero de uso libre y público. El plan de usos del puerto, ahora en periodo de alegaciones, trata este reparto de solares.
De manera paralela a toda esta tramitación y debate, prosigue la demolición de la fábrica de aceite, llamada Moyresa-Bunge en su última etapa. Desde el pasado 9 de diciembre, cuando comenzaron las obras, el paisaje ha cambiado por completo, desapareciendo buena parte de las naves y oficinas.
Un portavoz de la empresa Magma, adjudicataria del contrato, indicó que todo estará acabado a finales de marzo. En total, se extraerán 34.000 toneladas de hormigón, que se destinarán a relleno de la ampliación norte del puerto, según precisó el director general de Infraestructuras, Ignacio Pascual.
La empresa cubrirá los gastos con la venta de las 4.000 toneladas de hierro a tres fundiciones de Barcelona, Galicia y el País Vasco. A finales de diciembre se completó el traslado a un vertedero autorizado en Ciudad Real de 65 toneladas de fibrocemento. Los silos serán demolidos con grandes excavadoras y sin necesidad de explosivos. El mayor llega a los 44 metros de altura y el interior de todos los depósitos fue limpiado por la concesionaria antes de trasladar la empresa.
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