El ayuntamiento advierte a los ciclistas de multas si cruzan el jardín de Viveros

«No pase por este jardín porque pueden multarle». Decenas de ciclistas han sido parados en los últimos días de esta manera en Viveros por colaboradores de la Policía Local, condenados a trabajados en favor de la comunidad, con la advertencia de sanciones al circular por un lugar prohibido por la ordenanza de Tráfico.

La asociación Valencia en Bici denunció ayer esta situación, obligada por la falta de un carril bici en la calle General Elio, junto al jardín. Por esta razón, atravesar el parque es necesario para todos los ciclistas que llegan desde la zona de Primado Reig y Benimaclet, aseguró que representante de Valencia en Bici, Fernando Mafé.

La alternativa que ofrece el ayuntamiento, comentó, es un itinerario complicado que continúa por la avenida Blasco Ibáñez desde la calle Botánico Cavanilles, para embocar por la plaza Legión Española y volver a la calle San Pío V, a la marginal izquierda del cauce.

«Es largo y además no se puede hacer porque la Pagoda está con vallas y lonas por la reforma que deben hacer». Indicó que la ruta que siguen por los Jardines del Real son calzadas amplias, sin que se registren problemas con los viandantes. Se trata del paseo donde se instala la Feria del Libro y otro llamado avenida de los Poetas.

En el cruce de las dos calzadas es donde suele situarse un colaborador de la Policía Local. Un portavoz del gobierno municipal comentó que la presencia de estas personas responde a las quejas de vecinos. «Se han producido varias reclamaciones y por eso están».

Consejos a los ciclistas

Estos colaboradores, que se distinguen por llevar un chaleco de material reflectante con el escudo del ayuntamiento, no tienen capacidad de sancionar y se limitan a aconsejar a los ciclistas que cumple con la ordenanza de tráfico.

Esta normativa prevé sanciones graves para los ciclistas que circulen por los jardines, que van desde los 91 hasta los 250 euros. En el caso de las zonas verdes, la circulación está prohibida salvo en los tramos señalizados. En todo caso, los peatones siempre tendrán la preferencia de paso, precisa el artículo 36.

La presencia de los colaboradores, indicaron, se limita al jardín de Viveros, aunque la normativa prohibe la circulación en cualquier zona verde. Mafé consideró que no se entiende la interrupción del carril bici justo en el cruce con Blasco Ibáñez, cuando hay mucho tráfico de bicicletas hacia el viejo cauce, la «autopista» para estos vehículos que cruza la ciudad de oeste a este.

El plan de movilidad prevé la construcción de 90 kilómetros de carril bici, aunque de momento no hay nada presupuestado. Los ciclistas evitar bajar a la calzada por la calle General Elio, debido a que acaba en curva y los vehículos alcanzan una gran velocidad.

Eso sucede cuando en los alrededores de este tramo «hay varias paradas de Valenbisi, por lo que deberían tener más en cuenta una mejora de las infraestructuras». Las redes sociales se hicieron pronto eco de la denuncia de la asociación y Daniel L. consideró en un foro que «es justo uno de los puntos negros del carril bici en la ciudad»,

Otra ciclista, Ana O., aseguró que tiene sólo dos opciones en el recorrido que hace para llegar a casa: o cruzo el parque o voy por la acera porque no se me pasa por la cabeza bajar a la calzada». Miguel Ángel M. se mostró mucho más crítico al asegurar que la voluntad del ayuntamiento es «evitar a toda costa que los ciclistas se apoderen de la ciudad; son tolerados pero no tienen derechos adquiridos».

De «atentado al sentido común» calificó otro ciclista el hecho de que la calle Botánico Cavanilles no sea todavía calle 30, es decir, con limitación a esa velocidad. Julito B. indicó por último que «al final nos meteremos en la calzada por el centro para entorpecer el tráfico y jugarnos la vida».

La normativa sí que permite la circulación por las calles peatonales, siempre que no existan señales de prohibición. En todo caso, la preferencia seguirá siendo del peatón y los ciclistas deben mantener un metro de distancia con los viandantes y con la fachada de los edificios cercanos, para prevenir cualquier atropello, lo que se ha disparado en los últimos años.