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BURGUERA
Sábado, 1 de febrero 2014, 17:06
Un centenar de músicos valencianos llegados, literalmente, de todas partes del mundo, ensayaba para un concierto en Les Arts que finalmente se celebró en el Palacio de Congresos. La culpa del precipitado desplazamiento la tuvo el brutal impacto de un pedazo de trencadís de un metro cuadrado, según explicó aquel 26 de diciembre la Generalitat. Cayó desde 20 metros de altura a pocos pasos del lugar por el que los músicos desfilaron una vez acabó el ensayo. La pieza pesaba cerca de 15 kilos.
El desprendimiento disparó todas las alarmas. Fue el principio de una pesadilla para el coliseo operístico, para la Generalitat y para el prestigio de Calatrava, el autor intelectual del artefacto cerámico.
El conseller Máximo Buch señaló una semana después, con un informe realizado por Aidico (Instituto Tecnológico de la Construcción) a toda velocidad, que la cubierta de Les Arts estaba aún peor de lo que parecía, y eso que su aspecto era preocupante. «Existe un riesgo de desprendimiento de superficies considerables», según el informe. «Pueden caer no sólo trocitos, sino grandes planchas de trencadís de golpe», advirtió Buch, que ni entonces ni ahora ha desvelado cuánto costó la cáscara cerámica, que pesa cerca de 120 toneladas, según confirmaron a LAS PROVINCIAS fuentes del equipo técnico que retira el trencadís a toda velocidad. O más bien, pesaba. Queda menos de la mitad de los 8.000 metros cuadrados de revestimiento, convertido en un pesado lastre tanto para la cubierta de Les Arts como para la Generalitat, que mira con recelo la cautela con que Calatrava elude dar la cara para explicar el deterioro de su diseño. Las obras van a un ritmo muy rápido. El nivel de desprendimiento ayuda y las constructoras de la UTE aseguran al Consell que a mediados de febrero no quedará trencadís. Pasará a la historia.
El portavoz del Gobierno valenciano, José Císcar, afirmó ayer que Calatrava «no puede hacer muchas exigencias a estas alturas», después de que se le preguntara si el arquitecto había exigido que no se convocara a los medios de comunicación a la reunión que mantuvo el jeuves en el aeropuerto con el conseller de Economía, Máximo Buch.
El vicepresidente Císcar aseguró que disponen de «la garantía, la palabra» del arquitecto y de la UTE (Acciona y Dragados) que construyó Les Arts de que asumirán el gasto de reparación «sea el que sea».
Císcar advirtió de que si el arquitecto y las contructoras no se hacen cargo, el Consell «recurrirá a los tribunales», una opción que en un principio se planteó el Ejecutivo valenciano pero que descartó ante la predisposición de la parte técnica y constructora a alcanzar un acuerdo.
El número dos de Fabra dijo en dos ocasiones, tras finalizar el pleno del Consell, que todavía no se ha adoptado una decisión sobre qué solución se dará a la cubierta. No ayudó mucho Calatrava en su reunión con Buch, pues apenas concretó nada más allá de enumerar lo que ya se sabía: o pintar de blanco, o colocar placas de aluminio, o recolocar el trencadís de la mejor manera. «Hay que esperar a tener una solución técnica y estética definitiva», señaló. Císcar indicó que no hay un calendario cerrado, pero que la intención es que se ejecute la mejor opción, que no concretó, «cuanto antes».
Incluso desde su propio sector profesional recibe críticas el arquitecto valenciano.
Martha Thorne, directora ejecutiva del premio Pritzker (el Oscar de la arquitectura), preguntada ayer por Efe en París sobre los problemas en la cubierta del Palau de les Arts, explicó que «puede dañar la profesión de arquitectura hacer edificios exuberantes y caros que luego no funcionen como habían prometido».
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