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Comunitat

El otoño e invierno más secos en 150 años cuadruplican los incendios

Las lluvias registradas el domingo no logran paliar la extrema falta de humedad del monte en la zona norte de Valencia y el sur de Castellón

J. A. MARRAHÍ

Miércoles, 12 de febrero 2014, 01:23

Los dos incendios que en menos de una Semana ha vivido la Sierra Calderona tienen su origen en la mano del hombre. Pero posiblemente hubieran quedado sólo en conato de no ser por dos factores clave: la sucesión de jornadas de fuertes vientos que vive la Comunitat y, sobretodo, los altísimos niveles de sequedad del terreno por un déficit de lluvias que, en algunos, puntos es ya histórico.

El resultado de estas condiciones climáticas tiene un evidente reflejo: el fuego. Las intervenciones del Consorcio Provincial de Bomberos de Valencia por incendios de vegetación entre los meses de octubre y diciembre se han multiplicado por cuatro. De los 268 incendios de vegetación atendidos por este cuerpo entre octubre y diciembre hemos pasado a casi 1.100, tanto de arbolado como de matorrales. Según datos de la Conselleria de Gobernación, el último mes diciembre triplico la cantidad de hectáreas arrasadas. Enero arroja mejores resultados en cuanto a superficie afectada, pero febrero ha vuelto a empeorar por culpa de los recientes fuegos en la Sierra de la Calderona.

El clima está dibujando un panorama que preocupa a los expertos. Según datos de la Agencia Estatal Meteorológica (AEMET), en el promedio de la Comunitat sólo ha llovido «una cuarta parte de lo que suele ser normal» desde el 1 de septiembre. «El déficit más acusado está en la provincia de Valencia, especialmente en la zona nordeste y en el sureste de Castellón. En estas zonas no está lloviendo ni a un 10% de lo que sería normal», destaca José Ángel Nuñez, responsable de climatología de AEMET en Valencia.

Nuñez cita dos ejemplos especialmente elocuentes. En el citado periodo de otoño y lo que va de invierno, el observatorio de lluvia de Valencia sólo ha recogido 47 litros por metro cuadrado. Manises alcanza poco más de 22. Y lo normal en estas épocas del año serían valores de casi 300 litros por metro cuadrado. Mirando hacia atrás en el tiempo, se trata del periodo más seco en 150 años, desde que existen registros. Las tablas de AEMET recogen cifras desde 1863.

Peligro en el monte

Para los meteorólogos, el mayor peligro después de tanto tiempo sin abrir los paraguas está en el monte y no en los pantanos. «Según el balance de las confederaciones, los del Júcar están a la mitad de su capacidad y los del Segura a dos tercios. La falta de lluvias tampoco se nota de forma destacada en acuíferos o marjales debido a la gran humedad de la primavera pasada y el verano», matiza Nuñez.

Y después de tanto tiempo sin abrir los paraguas, hay miles de hectáreas de monte valenciano sometidas a una sequedad extrema. «Esto ha favorecido índices de riesgo de incendios muy altos o extremos» como los que la semana pasada ayudaron a que se propagasen los incendios de Segorbe y Gilet. Estas dos zonas coinciden de lleno con esa peligrosa 'zona cero' de monte que lleva demasiados días sin conocer la lluvia.

El factor humedad es, junto con el viento y la temperatura, una de las claves en la propagación de los incendios. Expertos en medio ambiente y extinción creen que un terreno se convierte en mecha para el fuego cuando su humedad es inferior al 30%. Y hay zonas del nordeste de Valencia que ni siquiera alcanzan el 10%. Las lluvias del domingo «redujeron algo la zona de suelos secos, pero fueron muy débiles y no han logrado empapar totalmente el terreno».

Actualmente, la Comunitat es la región de España con más superficie de suelo seco (aquel cuya humedad es inferior al 10%). Los pueblos de la zona más seca son los situados en Camp de Morvedre, Camp de Turia, Alto Palancia, la Serranía y la Sierra de Espadán, puntos que coinciden con algunos de los mayores tesoros forestales de la Comunitat. En este área hay municipios que llevan más de 100 días con los suelos secos.

La acción del viento

Pese al aumento en el número de incendios, la mayoría de fuegos declarados entre otoño e invierno han quedado en conatos por la rápida acción de los bomberos y brigadas forestales. Ha sido con la acción del viento cuando la situación se ha agravado. En el fuego de Segorbe, que se declaró hace una semana y devastó 190 hectáreas de la Calderona, las rachas fuertes de poniente empujaron al monte las brasas de una quema agrícola. En el de Gilet, lanzaron las llamas contra las zonas de chalés «en cuestión de segundos», como describieron los propios residentes desalojados.

El peligroso cóctel climático que vive la Comunitat recuerda al que precedió al trágico verano de 2012. Una sucesión de vientos de poniente a finales de julio y un monte muy seco fueron el caldo de cultivo de los desastres de Cortes de Pallás y Andilla, con más de 50.000 hectáreas arrebatadas por las llamas.

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