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Dos mujeres de edad avanzada se cruzan en una acera. :: REUTERS/JON NAZCA
Los casos de malnutrición entre personas mayores se disparan por la falta de recursos
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Los casos de malnutrición entre personas mayores se disparan por la falta de recursos

Los médicos advierten de un aumento de casos de heridas que tardan en cicatrizar por falta de proteínas en la dieta

LAURA GARCÉS lgarces@lasprovincias.es

Miércoles, 26 de febrero 2014, 01:59

No pasan hambre, pero no comen como debieran. Y cada vez son más. Es una de las realidades que constatan los servicios de Cruz Roja entre los mayores de 65 años a quienes prestan ayuda. Se ven obligados en muchas ocasiones a echar una mano a sus hijos en paro, el copago amenaza los servicios que ellos requieren, tienen que pagar facturas de luz elevadas para su pobre pensión... La dieta se resiente porque se ven abocados a afrontar el encarecimiento de la vida con el mismo dinero que cuando la crisis económica aún no había mostrado su demoledor rostro.

Los médicos también certifican una pérdida de calidad en el menú de las personas mayores. Aseguran que no se trata de encontrar ancianos que no comen, pero sí muchos casos de personas mayores que no se alimentan de forma equilibrada. La escasez de proteínas en el plato es cada vez más frecuente a partir de los 65 años.

Los facultativos lo han descubierto porque las «heridas tardan en cicatrizar más de lo habitual y ello responde a que no comen proteínas; no toman carne y pescado», explica el doctor Aurelio Duque, vicepresidente de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria (SCMFyC).

Días atrás la agencia Efe dio a conocer un estudio de investigadores de la Universitat Politècnica de València (UPV), la Universitat de València (UV) y la Universidad de Alicante, en el que se daba a conocer que uno de cada cuatro mayores de 65 años con autonomía funcional y que viven en su domicilio presenta riesgo de malnutrición por malos hábitos alimenticios.

Los encuestados tenían 65 años o más, vivían en su domicilio, tenían autonomía funcional, residían más de un año en la provincia de Valencia y acudían periódicamente a centros sociales. El profesor titular del departamento de Estadística de la UPV y uno de los investigadores, Gonzalo Clemente, aseguró que, aunque el trabajo de campo concluyó en 2010, y la tesis se leyó en 2012, los resultados «son extrapolables en la actualidad» e incluso las cifras de afectados «podrían haberse incrementado».

De aumento de casos de falta de cuidado en la alimentación o de dieta poco equilibrada hablan tanto Cruz Roja como la SVMFyC. La escasez de recursos económicos para hacer frente a sus necesidades -muchos también a las de hijos y nietos- lleva a los abuelos a «recortar de la comida porque es de lo único que pueden quitar algo», explica Mireia Cloquell, responsable de Dependencia y Personas Mayores de Cruz Roja en la provincia de Valencia.

En el capítulo de comida no hay exigencias de pago. Se trata de elegir un producto u otro. Es el único apartado en el que se atreven a recortar porque nadie les exigirá el cumplimiento de una obligación, pero la rebaja en la dieta no dejará de pasarles factura y tal vez lo haga sobre la salud. La opinión de los expertos no deja lugar a dudas para determinar el origen de la escalada de casos que acusan empeoramiento en la dieta y traen problemas de malnutrición. Todo ha llegado con la actual coyuntura económica.

El experto criterio de Mireia Cloquell la lleva a afirmar que la realidad que se están encontrando resulta del «impacto de la crisis, que ha llevado a los mayores a convertirse en sustento de familiares y nietos». Afirma con rotundidad que antes de la crisis «estas situaciones no se veían» y ahora «tenemos constatada la malnutrición en el ámbito de la valoración social que realizamos».

La aproximación de Cruz Ro ja a muchos mayores de 65 años les ha colocado ante «personas que de un espinazo de pollo hacen sopa dos días» o con quienes al preguntarles qué preparan para comer «pronuncian la frase estrella: me hago un arrocito o una patata hervida», explica Mireia Cloquell. La carne y el pescado han desaparecido el menú: «Carne roja nada, más pollo». No se trata, puntualiza, «de que pasen hambre, pero la calidad alimentaria no se está cuidando».

El doctor Duque apunta que los mayores comen «poca carne y pescado porque es lo más caro que encuentran». Los médicos lo han descubierto en las visitas domiciliarias a mayores con úlceras u otras heridas que habitualmente «tardan dos o tres semanas en cicatrizar, pero ahora se prolongan un mes y hasta mes y medio».

Detrás está la falta de proteínas. «Cuando vemos un caso de estos, con un análisis de la albúmina podemos detectar la insuficiencia de proteínas. Sí que comen, pero no de forma equilibrada». Todos constatan que la situación ha empeorado en el último año. Cloquell asegura que ha sido en ese periodo cuando empezaron a recibir solicitudes de ayuda y descubrir las carencias. El vicepresidente de la SVMFyC insiste en que «esto no viene de tres meses, sino de un año por lo menos».

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