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J. BATISTA
Martes, 11 de marzo 2014, 08:26
La Lomce llegará el próximo curso a 1º, 3º y 5º de Primaria después de la publicación de la normativa que define los temarios que debe asimilar el alumno de la mayoría de las asignaturas. Las que faltan, así como completar algunos currículos, ya es una tarea exclusiva de las comunidades. Montserrat Gomendio, secretaria de Estado de Educación, apela a la «responsabilidad» de las mismas para corregir los «gravísimos» problemas del sistema. Se refiere especialmente a Cataluña, Andalucía, Asturias, Canarias y País Vasco, que o bien han presentado recursos de inconstitucionalidad o mantienen un rechazo frontal a su aplicación. Argumenta la necesidad de un cambio de modelo desde abajo, desde la educación Primaria, para mejorar el rendimiento del alumnado español, que se rezaga muy pronto en comparación con otros países y presenta tasas de abandono exageradas.
-¿Se imagina el escenario de que la Lomce se aplique en función del color político de cada comunidad?
-No, aplicar una ley orgánica no es una opción. Los recursos seguirán su tramitación, pero mientras tanto es obligatorio hacerlo. Todas las evidencias ponen de manifiesto dos problemas gravísimos. Tenemos tasas de abandono temprano que doblan la media de la Unión Europea, con chicos que salen con un nivel muy bajo, muchos sin graduado, y se enfrentan a tasas de desempleo altísimas para el resto de su vida. Y los que sí continúan tienen niveles de rendimiento bajos comparados con otros países de la OCDE. No entiendo cómo pueden haber comunidades que se planteen que no es necesario un cambio. Puedo entender que haya alternativas, pero no el inmovilismo ante una situación perjudicial para los jóvenes. Como parte de la ley, además, hay unas evaluaciones a nivel nacional para poder obtener los títulos de Secundaria y Bachillerato y es muy importante que todos los alumnos empiecen a prepararse ya para superarlas.
-La Educación Primaria también cambia sustancialmente, y en este caso no hay abandono. ¿Qué falla?
-Tenemos una deficiencia muy grave que debemos solventar. Aunque nuestros niños ya están escolarizados a los tres años, a los nueve, en las pruebas PIRLS-TIMSS que miden competencias básicas en lectura y matemáticas, ya tienen un rendimiento mucho más bajo que los países de la OCDE y la UE, pese a estar escolarizados antes. Hay que empezar a mejorar en Primaria para mejorar en ciclos superiores. Los currículos implican cambios en el contenido y el enfoque. Son más esquemáticos, hay mayor espacio para que los profesores puedan innovar.
-¿La reforma universitaria implicará un cambio de la ley actual?
-Estamos perfilando un modelo diferente. No estamos pensando tanto en una nueva ley orgánica ni en una reforma de tanto calado, sino en cómo podemos flexibilizar y desregularizar a cambio de que haya un sistema de evaluación y de rendición de cuentas.
-¿Asume el ministerio propuestas del comité de expertos como permitir la contratación directa de docentes o impulsar un cambio en los órganos de gobierno? Da la sensación de que marcan distancias.
-Las barajamos todas, pero como estamos en proceso de debate con distintos sectores no puedo decir cuál vamos a intentar implementar. Por ejemplo, se propone un cambio en el sistema de gobernanza. La idea que barajamos no es tanto decidir cuál es el modelo sino flexibilizar el sistema y que las universidades que quieran evolucionar puedan hacerlo. Algunas nos transmiten su necesidad de cambiar rápidamente y otras no sienten esa necesidad. Entendemos que siempre que haya algo que en este momento no existe, que es un sistema de evaluación y de rendición de cuentas, se puede dar, igual que en la Lomce, más autonomía y capacidad de decisión. No queremos que haya un modelo que se imponga desde el ministerio.
-¿Se refiere a rendir cuentas desde el punto de vista económico?
-Hay una rendición de cuentas en este sentido que probablemente se puede mejorar, pero no es ahí donde entramos, pues corresponde al ámbito de las comunidades autónomas. Hablamos de una evaluación desde el punto de vista de la investigación, la docencia y la transferencia de tecnología, que en este momento no existe a nivel nacional, para a partir de ahí tomar decisiones. Se puede premiar a los departamentos o centros que sean de excelencia para que consigan resultados mejores y también identificar cuáles son los que tienen problemas y ayudar a aplicar mejoras. No es necesariamente premio o castigo.
-En cuanto a becas para el estudio, el ministerio ha aumentado los requisitos académicos, lo que en teoría penaliza a muchos alumnos, y por otro lado se incrementa el presupuesto. ¿No es contradictorio?
-Es verdad que se interpreta como una contradicción, pero creo que es completamente coherente. Se ha incrementado la dotación de becas en 250 millones, y el esfuerzo lo ha hecho la sociedad en su conjunto para garantizar que todos los alumnos con problemas económicos pero con talento o ganas puedan continuar sus estudios. Lo que pedimos es una corresponsabilidad en ese esfuerzo. En la actualidad tenemos cifras como que un 19% de los estudiantes abandona tras cursar primero y la tasa para sacarse la carrera en el tiempo adecuado está un poco por encima del 30%. Es decir, hay un nivel de eficacia bajo. Pedimos una nota media de 5,5 para que cursar estudios en la universidad sea gratuito. Es exigir un esfuerzo muy pequeño. Y para que además reciban una cuantía que puede llegar a 7.000 euros anuales sólo pedimos un 6,5.
-Sobre la polémica de las becas Erasmus, visto con perspectiva, ¿no fue un error comunicar los cambios en los criterios de concesión de la ayuda con muchos alumnos ya en sus destinos?
-Creo que hubo un problema de comunicación en todos los sentidos. Con la partida presupuestaria que teníamos, si se incluía a los no becados por el ministerio el curso anterior, es decir, que no pertenecían a rentas bajas, se iba a percibir de media 37 euros al mes, una cantidad que no podía garantizar que un estudiante sin recursos fuese al extranjero. Por lo tanto centramos el dinero en los becarios del ministerio. Lo que no puedo entender es que se haya criticado una decisión que claramente favorecía a estudiantes de rentas más bajas. Cuando supimos que se podía contar con un presupuesto mayor la decisión fue distinta y se amplió a todos.
-¿En la negociación del estatuto docente pedirán el requisito de tener un buen dominio de idiomas para ser profesor?
-Es otro grupo de trabajo que tenemos en marcha, y una de las propuestas es que como requisito se plantee que los profesores tengan un nivel de idiomas determinado y una competencia digital determinada. Lo consideramos seriamente.
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