Borrar
Lotería La Bonoloto deja un chaparrón de premios este miércoles
El trasvase del Ebro que paró Franco
ASÍ ÉRAMOS | LA VALENCIA DE AYERvlladro@lasprovincias.es

El trasvase del Ebro que paró Franco

En 1972 se construyeron 34 kilómetros del canal Xerta-Cálig pero no continuó la obra por la crisis y presiones políticasEl valenciano Rafael Couchoud, director general de Obras Hidráulicas, anunció en 1964 un plan para llevar agua sobrante de la vertiente atlántica a la mediterránea

VICENTE LLADRÓ

Sábado, 12 de abril 2014, 02:13

Los planes hidrológicos, que tantas controversias mueven en los últimos años, no son iniciativas novedosas de los gobiernos de ahora, sean de un color político o de otro. Ya existieron mucho antes, durante el régimen franquista e incluso en la II República, aunque entonces se usaba el término de obras hidráulicas, pero de las obras hidráulicas que se consideraba necesario planificar para apuntalar el desarrollo de la nación, de España.

El 10 de abril de 1964, en plena celebración por el franquismo de los propagandísticos 'XXV años de paz', el ingeniero valenciano Rafael Couchoud fue nombrado nuevo director general de Obras Hidráulicas y, en el acto de de toma de posesión, anunció como «empresa fundamental» la «solución del desequilibrio hidráulico de las cuencas hidrográficas, mediante las necesarias obras de trasvase de la cuenca atlántica a la mediterránea, y dentro de ésta, del Ebro hacia el sur».

En realidad, nada nuevo. Lorenzo Pardo, director general de la República diseñó lo mismo en su momento. Y como es de toda lógica, la idea de llevar agua de donde sobra a donde falta la cogió también el régimen de Franco, porque interesaba aprovechar las oportunidades de creación de riqueza con nuevos regadíos en lo que entonces se denominaba 'Levante' y 'Sudeste'. Es decir, la Comunitat Valenciana, Murcia, Almería... Aprovechar el benigno clima y el conocimiento agrario para incrementar producciones agrícolas de exportación, traer divisas, crear empleo... Sólo faltaba dotar de agua suficiente y para eso hacían falta trasvases.

Años después llegarían a la misma conclusión los ingenieros que elaboraron el Plan Hidrológico Nacional bajo el gobierno del PSOE, con Josep Borrell como ministro de Obras Públicas y el valenciano Vicente Albero como secretario de Estado del Agua. Y luego pasó parecido con el gobierno del PP.

La idea general estaba clara: llevar agua desde el norte y oeste hacia el este y sur; de donde sobra a donde falta. Y todos coincidieron en la conveniencia de interconectar las cuencas hidrográficas, incluidas las aportaciones desde el Duero y Tajo, pero sobre todo desde el Ebro.

Rafael Couchoud veía urgente culminar el Plan Nacional de Obras Hidráulicas (el Plan Hidrológico Nacional de la época) para crear nuevos cultivos de primor, generar nuevas áreas industriales y garantizar el abastecimiento de agua a las poblaciones.

Fruto de aquel impulso fue la construcción del acueducto Tajo-Segura, que pasa por el embalse de Alarcón (en el Júcar) y sigue en funcionamiento. Sin embargo no consiguió igual éxito el programado trasvase del Ebro. Primero se retrasó su inicio; luego se accedió a realizar una primera fase, limitada a unos 80 kilómetros, el llamado Canal Xerta-Cálig, y finalmente ni siquiera esta versión reducida llegó a terminarse. La conclusión fácil es que si el poder omnímodo del régimen franquista no pudo hacer el trasvase del Ebro, cómo iba a lograrse después, cuando el juego democrático dio rienda suelta a todas las presiones políticas y territoriales en contra.

Porque las obras del Xerta-Cálig, que empezaron en 1972, se paralizaron primero por la crisis económica de aquellos años, pero también por las presiones aragonesas y catalanas contra el proyecto. Y allí sigue el semi canal construido, entre los kilómetros 2 y 36 del trayecto inicialmente previsto, después de gastar 2.000 millones de pesetas (12 millones de euros) de la época, como muestra de los grandes proyectos frustrados de trasvases que se estudiaron y programaron, una y otra vez, con las mejores intenciones, pero no pudieron ser. Ni bajo el mando de Franco.

En la actualidad se ha revitalizado la construcción de un 'mini-trasvase' máximo de 10 hectómetros cúbicos anuales para socorrer comarcas del sur de Tarragona y norte de Castellón que pertenecen al territorio de la Confederación Hidrográfica del Ebro. Aunque también ha merecido las consabidasprotestas de grupos ecologistas. Será una tubería que en parte irá por el viejo y deteriorado canal que nunca se usó.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias El trasvase del Ebro que paró Franco