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Sábado, 19 de abril 2014, 02:06
Un estudio encargado por la Asociación Española de Compañías de Investigación, Exploración, Producción de Hidrocarburos y Almacenamiento Subterráneo (Aciep) señala que en el golfo de Valencia se prevé hallar cinco pozos de petróleo que acumularían unos 70 millones de barriles de petróleo.
Se trata del área marítima que separa la Comunitat de Ibiza donde tras el verano comenzará la campaña exploratoria para detectar yacimientos susceptibles de ser explotados, un proyecto que se ha topado con el rechazo de pescadores, administraciones, ecologistas y empresas turísticas ante el temor a que una futura extracción de hidrocarburos afecte negativamente a estos sectores y al medio ambiente.
El documento, tal y como recogió ayer Europa Press, también apunta a que en el golfo de Valencia no se encontrarían bolsas de gas pues los yacimientos de este combustible se ubicarían frente al Delta del Ebro y en el golfo de León (entre España y Francia), de donde se extraerían un total de 110 bcm (un bcm es igual a mil millones de metros cúbicos). En las tres áreas existen hoy en día permisos para realizar campañas de exploración.
Esta última cifra ya se contemplaba en el informe 'Evaluación preliminar de los recursos prospectivos de hidrocarburos en España', impulsado por la misma entidad, de la que forman parte las principales empresas dedicadas a este sector en España, como Capricorn Spain (filial de Cairn Energy), Repsol o Cepsa, entre otras. Es un análisis sobre «las cantidades estimadas, no descubiertas, de petróleo o gas potencialmente recuperables mediante proyectos exploratorios».
El documento también apunta a que en las áreas citadas pueden existir bolsas de petróleo equivalentes a 272 millones de barriles de crudo, lo que se traduce en 43.000 millones de litros. La zona más prometedora de España son las Islas Canarias, donde se prevé un volumen de 1.200 millones de barriles.
Los trabajos en el golfo de Valencia se encuentran en una fase inicial. De hecho, una hipotética extracción tardaría un par de décadas en producirse. Los planes de la empresa impulsora, Cairn Energy, se limitan de momento a la exploración. El siguiente paso es la campaña de adquisición sísmica, que consiste en lanzar ondas acústicas desde un barco para obtener una imagen en 3D del fondo marino que permita detectar yacimientos. Esta fase se prolongará varios años y en el tramo final incluirá la ejecución de pozos exploratorios.
Antes de empezar a analizar el fondo marino el Gobierno debe dar su autorización tras evaluar el informe de impacto ambiental presentado por la empresa en febrero de 2012. Los trabajos se centrarán en cuatro de las cinco áreas previstas inicialmente, descartándose la más próxima a la costa de Valencia al considerarse menos interesante.
La polémica sobre los sondeos se arrastra desde 2006, cuando se solicitaron los primeros permisos exploratorios, aunque se ha reactivado coincidiendo con la tramitación de la campaña sísmica. El ejemplo más claro fue la manifestación de finales de febrero en Castellón, con amplia representación de todos los sectores considerados perjudicados.
Además de la afección ambiental denunciada por entidades ecologistas, se ha puesto en tela de juicio el informe ambiental de la empresa. EU llegó a presentar una pregunta en el Congreso en este sentido al asegurar que habían 34 referencias a estudios sacados de Internet cuyo enlace no funcionaba por haber caducado o estar mal transcrito.
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