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LUIS CANDELA L. CANDELA
Martes, 29 de abril 2014, 12:01
Cuando se topó con los agentes de la Guardia Civil que realizaban un control de alcoholemia decidió que ese día no le iban a pillar. Un joven de 25 años que circulaba la semana pasada por la N-332 en el término municipal de Sant Joan optó por conducir marcha atrás durante alrededor de un kilómetro de distancia para evitar soplar.
En el transcurso de la peligrosa maniobra tuvo que salvar a un autobús, con el que no colisionó de puro milagro, según informaron fuentes conocedoras de la investigación. Apeado de la carretera y buscado por los funcionarios del Instituto Armado, se dio a la fuga a pie y desapareció de la escena rápidamente.
La rocambolesca historia, que se saldó sin daños personales ni materiales concluyó recientemente, cuando el conductor se entregó en comisaría y confesó ser el protagonista de la imprudente maniobra. El incidente se registró concretamente en el kilómetro 113 de un vial que emplean cientos de conductores a diario.
Los hechos se produjeron cuando el joven regresaba de haber pasado la noche de fiesta. Eran las siete y diez de la mañana del sábado 19 de abril cuando se encontró frente a frente con el control policial en la transitada N-332.
Sorprendido por los agentes, su intento de fuga casi provoca un peligroso siniestro contra un autobús, lo que le obligó a salirse de la vía de forma brusca mientras circulaba con la marcha atrás activada.
La N-332 es una de las principales entradas y salidas de Alicante hacia Valencia, y además conecta la capital con municipios como Sant Joan d'Alacant, El Campello y el resto de la costa de la provincia.
El tráfico rodado se incrementó además considerablemente durante las fechas del incidente, ya que las playas alicantinas se encontraban a rebosar esos días por las vacaciones de Semana Santa.
El Juzgado de Instrucción número 5 de la capital alicantina acordó en el día de ayer dejar en libertad con cargos a este joven por su presunta imprudencia al volante. No será hasta dentro de dos semanas cuando se celebre el juicio en el Palacio de Justicia de Alicante por un presunto delito contra la seguridad vial por los hechos acontecidos hace dos fines de semana.
De hecho, durante los días festivos, la provincia lideró la estadística de accidentes mortales a nivel nacional con cinco fallecimientos a causa de siniestro al volante. En total, en las carreteras españolas se perdieron 35 vidas, unas cifras peores que la Semana Santa de hace un año, aunque significativamente mejores que en décadas pasadas.
Las carreteras de la provincia se han topado en las últimas semanas con conductores imprudentes que han puesto en jaque a las autoridades y al resto de usuarios, como los individuos que fueron pillados por las cámaras de Tráfico a 237 kilómetros por hora por la AP-7 bajo los efectos del alcohol y a 160 kilómetros por hora en un tramo restringido a 60 de la N-340.
La Audiencia Provincial de Alicante juzgó ayer al hombre acusado de intentar atropellar a su vecina de Alcoy. La mujer alertó en el verano de 2007 a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de que el procesado, de 43 años, estaba agrediendo a su esposa, ya que ésta se presentó en casa pidiéndole ayuda. A raíz de ese momento, y como quedó probado por el Juzgado de Primera Instancia 3 de la ciudad, este hombre, de nacionalidad ecuatoriana, comenzó a amenazar de muerte a la vecina, por lo que no podía acercarse a menos de l00 metros de ella, ni de su domicilio, ni en los lugares que frecuentase de forma habitual.
El Ministerio Público pide para él una condena de 7 años de cárcel por la comisión de un presunto delito de homicidio en grado de tentativa. Solo los reflejos de la mujer, que esquivó la embestida de la furgoneta, evitaron que el suceso fuese mortal el mediodía del 20 de noviembre de 2007. Así lo confirmó un testigo, que en el juicio relató paso a paso cómo se produjo la escena.
Sin embargo, el presunto agresor negó que tratase de matar a la mujer en la sesión del juicio celebrado ayer en la Sección Primera de la sede provincial. Pese a ello, no terminó de aclarar si advirtió la presencia de la víctima o si pasaba fortuitamente por allí precisamente en ese momento. La acusación por su parte sostiene que el procesado aceleró de forma brusca su furgoneta para cumplir las amenazas de muerte proferidas a la vecina después de que esta avisara a la Policía.
La víctima ratificó en el día de ayer lo sucedido y cómo casi pierde la vida arrollada por el coche a plena luz del día. Desde entonces, la mujer sufre síntomas claros de estrés postraumático como ansiedad, nerviosismo, vómitos e insomnio. De hecho, el suceso le provoca a día de hoy pesadillas que no le permiten conciliar el sueño.
Gracias a que saltó de la acera a la calle, la mujer no quedó bajo la furgoneta, pero cayó de boca sobre una de las cajas que portaba. Como consecuencia del golpe sufrió una fuerte contusión en el pie, dolor en la cadera y una herida en la pierna que se saldó con una cicatriz de 7 centímetros. Por ello, la acusación pública reclama una indemnización de más de 12.300 euros.
El individuo cuenta con varios antecedentes delictivos. Uno de ellos es una condena, con sentencia firme en el año 2006, por quebrantar la pena impuesta y otra, que data del año 2005, por conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas.
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