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DANIEL GUINDO
Viernes, 9 de mayo 2014, 02:33
Desde que existen los observatorios meteorológicos de las ciudades de Valencia y Alicante y contabilizan la cantidad de precipitaciones, años 1863 y 1857 respectivamente, nunca antes habían presenciado un otoño, un invierno y un comienzo de primavera con menos lluvias como los registrados durante los últimos ocho meses. En algunas zonas de la Comunitat, como en las comarcas del sur de Alicante, los datos de precipitaciones durante los primeros meses del año podrían calificarse, incluso, como «saharianos», según advirtió ayer el Catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante y director del Laboratorio de Climatología de la institución, Jorge Olcina. «Nos encontramos ante una situación histórica», precisó.
De media, según los datos proporcionados por la delegación valenciana de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), la Comunitat presenta, desde el 1 de septiembre, un déficit hídrico del 67 por ciento; pero existen zonas especialmente deficitarias en las que no ha llovido ni una cuarta parte de lo que viene siendo normal, como es el norte de Valencia, y el sur de Alicante y Castellón. En los cuatro primeros meses del año, en la mitad sur de la provincia alicantina las precipitaciones han sido, incluso, un 90 por ciento inferiores a lo normal, según añadió Olcina. «Si no cambia la situación de forma drástica, algunos cultivos de secano pueden llegar a secarse en las próximas semanas», advirtió este experto.
A la casi desaparición de las precipitaciones tras las tormentas de finales de agosto del pasado año, se suma el progresivo aumento de las temperaturas que, por ejemplo en abril, han estado casi cuatro grados por encima de lo normal, por lo que lo convierten en el mes de abril más caluroso de los últimos 75 años, y confirma la tendencia de termómetros por encima de lo habitual en los últimos meses. Todo ello, sumado a los cálidos vientos de poniente registrados en otoño e invierno, ha provocado que cerca de la mitad del territorio de la Comunitat presenten unos porcentajes de humedad por debajo del 10 por ciento, como son la mitad sur de Alicante, parte del norte de Valencia y el sur de la provincia de Castellón.
Crisis en el campo
La situación actual, por el momento, está castigando especialmente al campo valenciano, en forma de daños «desastrosos» en los cultivos, y al monte, a través de la proliferación de incendios forestales (el último, ayer en Peñíscola). Tal es la gravedad, que la Generalitat se ha visto obligada a activar la alerta máxima hasta octubre y a prohibir cualquier tipo de quema agrícola.
Por su parte, la Unió de Llauradors proponía ayer la creación urgente de una comisión de seguimiento de ámbito autonómico sobre la sequía, para analizar la situación actual, prevenir los efectos de la misma y aplicar las medidas oportunas para paliarla. Los expertos de esta agrupación de agricultores señalan que la situación es muy preocupante en los diferentes cultivos de secano, como con la deficiente brotación en la viña o los problemas en el desarrollo de los cultivos de cereales, almendros y olivos. La ganadería también está sufriendo la ausencia de pastos.
La Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) de la provincia de Alicante calcula que las pérdidas causadas por la sequía suponen entre 40 y 45 millones de euros, por lo que la entidad pedirá un decreto por sequía al Gobierno central para paliar la pérdida de los cultivos y para replantar árboles.
Desde la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA) cifraban en unos 40 millones de euros el sobrecoste eléctrico al que están teniendo que hacer frente los agricultores para extraer un 30 por ciento más de agua de los pozos de riego. En comarcas interiores de Valencia, como la Hoya de Buñol, «ya se están sufriendo serios problemas para regar por los bajos niveles de los pozos», comentaron desde la organización.
Por el momento, no corre peligro el suministro de agua potable que llega a los hogares, puesto que esta situación debería prolongarse, al menos, durante un año o dos más, ya que muchos de los grandes pantanos que abastecen las cuencas valencianas y que están fuera del territorio de la Comunitat sí que se beneficiaron de las lluvias registradas en las autonomías limítrofes. Aún así, tres de los ocho principales sistemas de embalses que abastecen a la Comunitat cuentan con unas reservas por debajo de la mitad de su capacidad total y por debajo de la media de los últimos diez años.
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