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efe
Domingo, 29 de junio 2014, 13:18
La crisis económica ha propiciado en los últimos años en Valencia un aumento de usuarios urbanos de bicicleta, un medio de transporte que requiere pocos gastos en mantenimiento, así como la aparición de organizaciones que han visto una oportunidad en este nicho de mercado.
Así lo explica Antonio Mateu, el presidente de Biciescuela, una asociación que se define como una "autoescuela para bicicletas" y que hace medio año comenzó a rodar en la ciudad para ofrecer formación al creciente número de ciclistas urbanos que comparten las calzadas de la ciudad con coches y otros vehículos.
La coyuntura económica y las motivaciones ecológicas han "ayudado" a generalizar el uso de la bicicleta, y hoy en día es fácil cruzarse con varios ciclistas en cualquier tramo de Valencia, que destaca por su llanura y buen clima, añade Mateu.
En este sentido, la ciudad también ha acogido la aparición de negocios y organizaciones relacionados con las bicicletas que han visto una oportunidad en este nicho de mercado, como es el caso de las tiendas de alquiler o reparación.
Serbicis, un taller de reparación de bicicletas a domicilio, es el vivo ejemplo de ello: su propietario, Abel Gómez, nacido en Madrid e informático de formación, decidió emprender este negocio en Valencia, donde la bicicleta "tiene mucho tirón", corrobora, por su terreno y su clima.
En un día o dos, añade Gómez, este negocio recoge, repara y devuelve sus bicicletas a usuarios que, en general, "tienen poco tiempo" para hacerlo ellos mismos y necesitan un servicio "cómodo y rápido".
La ciudad "se pacifica"
El aumento del número de ciclistas urbanos se ha convertido en un "arma" concienciadora para los colectivos de conductores que se mueven por la calzada, señala Mateu, ya que la ciudad "se pacifica" y el tráfico "se hace más amable".
No obstante, existe todavía un gran desconocimiento de la normativa, especialmente por parte de los jóvenes, que cometen infracciones como llevar auriculares, un "peligro" prohibido y sancionable, o circular en contradirección.
Por este motivo, Biciescuela, que no tiene ánimo de lucro, imparte talleres gratuitos de mecánica, así como clases teóricas y prácticas en las que su equipo informa sobre señalización y enseña a circular por el centro a ciclistas noveles y experimentados.
"Si queremos que nos respeten, tenemos que cumplir las normas por el bien de todos", apunta su presidente, quien considera que a medida que haya más ciclistas se solucionarán más problemas.
Gómez coincide con la opinión de Mateu: "Mientras se anime más gente y los usuarios de coches y otros vehículos se adapten y acostumbren a ver las bicicletas y a respetarlas, a saber cómo circulan, irá a mejor".
Gracias a la normativa vigente, ya no se "relega" a los ciclistas a un lugar de la calzada donde no ocupen espacio, sino que les insta a circular por el centro del carril, explica Mateu, quien considera positivas las campañas de concienciación hacia los ciclistas.
Aunque matiza que "falta" aún más concienciación entre los usuarios de la calzada y agrega que los ciclistas deben "hacerse ver en el buen sentido".
Los accidentes hacen "mucho daño" y "asustan" al colectivo ciclista pero, a su juicio, se debe tener en cuenta si los usuarios de bicicleta respetaban o no las normas.
Por su parte, Gómez asegura que los alrededores de la ciudad disponen de "muchos carriles bici" pero apunta que en el centro la circulación "se complica" .
"Todavía se puede adaptar mucho más y mucho mejor", concluye.
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