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El viejo autobús
ASÍ ÉRAMOS | LA VALENCIA DE AYER

El viejo autobús

Un mecánico de La Torre de les Maçanes mantiene el autocar que unía el pueblo con Alicante y Alcoy hasta 1971

VICENTE LLADRÓ

Sábado, 4 de octubre 2014, 00:30

En su morro aún luce el emblemático 'ocho' que identifica el Barreiros que lleva bajo el largo capó. Un cartel explica al lado que éste es su tercer motor y que, pese a datar de 1948, sigue en marcha. Don Eduardo Barreiros hacía sus motores diésel para que durasen toda la vida. El primer motor fue un Chevrolet de gasolina que debía gastar mucho.

El viejo autobús 'de línea' de 'La Torruana' ostentó hasta 1971 la digna misión de unir a diario el pueblo de La Torre de les Maçanes (Torremanzanas en discutible traducción al castellano) con Alicante, primero, y con Alcoy en una segunda etapa.

Era el único vehículo de la empresa, que tenía dos socios: Gregorio Espí y Primitivo Ibáñez Giner, quien acabó comprando al primero su parte. Hoy, otro Primitivo, hijo de aquél, sigue demostrando su buen gusto al preservar el vetusto autocar, que es una auténtica joya, venerada por los vecinos del pueblo y admirada por los visitantes.

Se nota que Primitivo es mecánico, porque, además de conservar el coche, está en buen estado de marcha; pero además se aprecia su sensibilidad por las máquinas antiguas, puesto que tiene casi doscientas motos de varias décadas atrás, muchas de ellas con más de medio siglo a cuestas, y el autobús 'de línea' lo exhibe de vez en cuando, si la ocasión festiva lo merece.

Esta vez lo merecía. Fue el pasado sábado 27 de septiembre, cuando La Torre de les Maçanes celebró por todo lo alto la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) para su popular fiesta del 'Pa beneit', que conmemora la milagrosa salvación de la cosecha de grano frente a una plaga de langosta, prodigio acaecido en 1658 y debido, según la tradición, a la intercesión de San Gregorio, desde entonces patrón de la localidad. La fiesta tiene lugar cada año a principios de mayo, la del pasado día 27 fue una celebración extraordinaria con motivo de la declaración de BIC. En esta ocasión fueron 38 las clavariesas que desfilaron con sus atuendos tradicionales y los típicos panes (de unos 8 kilos cada uno) sobre sus cabezas. Estos panes, elaborados especialmente para la fiesta, son llevados a la iglesia para ofrecerlos al santo patrón en acción de gracias y tras ser bendecidos se reparten entre familiares y amigos.

Junto a las clavariesas desfilan los clavarios o festeros, que aquí cuentan con la denominación local de 'llumeners'. El 'llumener' o festero mayor lo es por un año y Martín Pérez, el del actual ejercicio, explica que la comisión es responsable de todos los festejos y de la economía de los mismos, hasta el punto de que el ayuntamiento no tiene que aportar dinero ni cuenta con concejal de fiestas, porque los vecinos son muy participativos y se comprometen directamente.

En su privilegiada localización montañosa, a 43 kilómetros de Alicante y 22 de Alcoy, La Torre de les Maçanes cuida con mimo de sus tradiciones, sin desmerecer el cariño por ese viejo autocar de Primitivo que es testimonio de un pasado, cuando partía cada día a las 7 de la mañana y regresaba doce horas después y era, para la mayoría, único medio de comunicación con la capital, para ir al médico o realizar gestiones, y también para llevar cestas de huevos y hortalizas, así como garrafas con la rica agua de la fuente local que vendían en Alicante.

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