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CARLOS GARSÁN
Sábado, 11 de octubre 2014, 00:15
Hace 100 años
Adolphe Clément-Bayard fue un pionero de la industria automovilística. Su imperio tuvo un corto recorrido pero, sin duda, de gran impacto. Icono en su Francia natal, su figura supuso una total ruptura con el 'savoir faire' de entonces. Construyó su empresa sin ser ingeniero, al contrario que los cabecillas de Panhard (firma absorbida por Citroën en 1967), y sin haber heredado la compañía, como en el caso de Peugeot o Renault. Su perfil de hombre modesto, sin formación y hecho a si mismo era, no solo reflejo de una época, sino que se convirtió en una aspiración para el hombre de entonces. Pero esa es tan solo una de las facetas de alguien que fue considerado un adelantado a su tiempo.
En octubre de 1914, un artículo publicado por LAS PROVINCIAS daba cuenta de la «suerte» de Clément-Bayard. Tras haber criticado las ambiciones bélicas de Alemania hasta dos años antes de que estallara la Primera Guerra Mundial, su figura estaba en el punto de mira. La muerte de uno de sus hijos en 1907 lo alejó lentamente del mundo del automóvil y en 1913 fue elegido alcalde de su ciudad natal, Pierrefonds, para en 1914, poco antes del comienzo de la guerra, dejar a su hijo Maurice al frente de la compañía familiar.
«Como alcalde, ha escapado a la muerte. Como propietario, su casa está en pie. Como coleccionista ha aumentado su colección con un autógrafo del duque Schelswig Holstein», narraba este diario en el apartado 'La guerra pintoresca'. Cuando éste ya había abandonado la población, Pierrefonds fue invadida por el enemigo con el objetivo de fusilarle, pero los alemanes encontraron poco más que una doncella que les indicó que Clément-Bayard no se encontraba en la casa. El general llegó de noche y se instaló en la propiedad del empresario. Al día siguiente partió pero, antes, dejó el 'autógrafo de coleccionista'. «Dejo a usted su casa con sus hermosas colecciones de arte tal y como la hallé [...] He debido requisar un auto Clément-Bayard porque la división lo necesitaba para sustituir uno roto. Su criada ha recibido un bono que será reembolsado al cesar la guerra [...] Ya ve que los alemanes no son los destructores de que se les acusa». Años después, sin embargo, sus empresas sí fueron ocupadas.
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