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El experto Mario Rosillo (i) realiza un peritaje canino. :: Lp
Cuando los olores esclarecen un crimen

Cuando los olores esclarecen un crimen

El peritaje canino se pone al servicio de la investigación policial

JAVIER MARTÍNEZ

Lunes, 27 de octubre 2014, 01:05

El Centro de investigación Príncipe Felipe acoge hoy en Valencia una conferencia sobre la odorología forense, una técnica de investigación criminal conocida también como peritaje del olor. «Nuestro objetivo es dar a conocer en España una herramienta muy útil de identificación indiciaria pericial con perros adiestrados en la detección de olores», afirma Javier Cano, gerente de Adiestramiento Valencia, empresa que organiza la charla informativa y un curso práctico de peritaje canino.

«Es una técnica científico pericial aplicada a la identificación molecular del olor humano en la que se utilizan perros», asevera Cano, para recoger y cotejar las denominadas «huellas olorosas de interés criminal en la investigación policial de hechos complejos».

El instructor de guías caninos señala que identificar con esta técnica policial «es reconocer si una persona es la que se busca»; es decir, se trata de establecer su individualidad «con aquellos rasgos o conjunto de cualidades que la distinguen de todos los demás».

La odorología forense, que se utiliza en Estados Unidos, Argentina y otros países, recoge y estudia las huellas olorosas en las escenas de los crímenes o lugares donde desapareció una víctima para luego compararlas con el olor tomado a los sospechosos del delito. Según los expertos, el olor corporal proporciona un rastro reconocible de cada individuo, que puede detectarse con sofisticados aparatos o con una simple gasa en contacto con la prueba durante 24 horas.

Para aplicar esta técnica, lo primero que hay que hacer es detectar los sitios donde estuvo el autor del delito, los objetos que manipuló o las prendas que vistió y abandonó. Luego, con una pinza se coloca una gasa de algodón sobre la superficie que tuvo contacto con el sospechoso -para que se impregne de su olor durante 24 horas-, y esa prueba se guarda en un frasco estéril. Días, meses o años después, la huella olorosa se puede utilizar en una rueda de reconocimiento en la que participa el perro adiestrado.

«Entonces se abre el frasco y el perro olfatea primero la gasa que se guardó con el olor del autor del crimen, y después se colocan otras cinco vendas con las que cinco sospechosos se han frotado las manos durante 15 minutos», explica Cano. Y por último, el can marcará la gasa que esté impregnada del mismo olor recogido en la inspección policial.

«El autor de un delito produce durante tres minutos una descamación aproximada a las 120.000 células, y el perro necesita 9.000 moléculas para efectuar una percepción olfatoria», precisa el instructor canino. La conferencia comenzará a las cinco de la tarde y será impartida por Javier Cano y el veterinario argentino Mario Rosillo, uno de los mayores expertos en odorología forense.

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