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LAS PROVINCIAS
Lunes, 22 de diciembre 2014, 11:33
La Horchatería El Siglo ha dicho adiós a sus clientes por cuestiones personales. Un mito ubicado a los pies de la iglesia de Santa Catalina desde 1836. La jubilación es el motivo por el que miles de valencianos perderán un establecimiento que les evoca el pasado con copiosas y multitudinarias meriendas familiares, o al presente con la esencia del sabor de los buñuelos, los churros y horchatas. Un lugar que guardará entre sus paredes protegidas por la ley, miles de historias.
«Llevamos toda una vida, ahora nos jubilamos y los dueños de la finca la han vendido. Este es un negocio muy familiar, donde los trabajadores forman parte de ella», cuenta Maria Julia Comeche Mateo, una de las propietarias junto a su hermano y los respectivos cónyuges.
Tanta es la familiaridad que una joven llamada Sonia, guía turística de profesión, les llevaba un presente ante la inminente despedida del negocio y ante lo que no podía evitar derramar unas lágrimas. «Es que se han portado siempre tan bien, me da una pena terrible», explicaba la joven.
Son ejemplos que borran del mapa comercios de toda la vida, de los que quedan pocos.
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