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Bares históricos donde almorzar en Valencia. JOSE FORÉS / PACO SÁNCHEZ
Los mejores bares de tapas y bocadillos para almorzar en Valencia

Los mejores bares de tapas y bocadillos para almorzar en Valencia

Los valencianos se mantienen fieles a una tradición culinaria que resulta extraña para los foráneos

Jose Forés Romero

Martes, 17 de marzo 2015, 11:57

Si entre las nueve y media, y las once de la mañana, entra usted en un bar valenciano y no hay mucha gente, tema por su salud. Allí sucede algo raro. Porque esa es la hora clave de la jornada. Es la hora del almuerzo. Lo que los nativos llaman el esmorzaret. Una parada gastronómica repleta de cultura y singularidad. Porque pocos lugares, por no decir ninguno, en España ofrecen un momento tan especial y nutritivo como este.

Es un hecho diferenciador que no ha perdido lustre a lo largo de los años, a pesar de la globalización y las nuevas costumbres. Eso sí, pocos son los locales que ofrecen, lo que nuestros antepasados engullían para reponer fuerzas de cara a su duro laboro agrícola.

Uno de los templos de esta liturgia se localiza en el barrio del Cabanyal. El mítico La Pascuala, levantado en 1921 por doña Pascuala Vivas Silvestre, ofrece con José al frente, el Abc del almuerzo. Cacaos, encurtidos, olivas, bocadillo, vino y el cremaet. Aquí, una barra de pan, inmortalizada en reiteradas ocasiones por los visitantes que peregrinan hasta el local, suele ser acompañada por los productos típicos de la huerta y otros ingredientes, más propios del bocata moderno, como el lomo y el bacon. Su bocadillo estrella es, como no podía ser de otra manera, el súper.

En Calixto III se halla otro local, numerosas veces mencionado por los medios de comunicación y especialistas de la gastronomía. Cervecería Alhambra. Conocido y con razón, por sus tortillas de 32 huevos, de sobrasada, alcachofa (muy autóctona) de patata o con cebolla. Y también por otros manjares que provocan la excitación de la parroquia habitual y de los espontáneos que visitan y degustan las obras de ingeniería que ejecuta con arte Benito Bazán en su minúscula cocina. Como en La Pascuala, aunque sean diferentes, un local con sabor que no ha perdido su encanto con el paso de los años.

Bares y restaurantes, se afanan en agasajar a sus clientes con toda clase de excelencias en ese crucial momento del día. Un buen ejemplo de ello, lo encontramos en el mercado de Rojas Clemente, donde en su restaurante, es ciertamente complejo encontrar sitio libre a determinadas horas. Ciudadanos empujados por la amabilidad de sus gestores y por la calidad de sus productos, que como en todo buen almuerzo que se precie, debe regirse para empezar, por la calidad del pan. Para los expertos, producto fundamental de este piscolabis. Además en este local, el acto puede ser finalizado con su conocida repostería, encabezada por las torrijas de chocolate.

No es necesario, sin embargo, ir a uno de esos locales míticos para disfrutar de ese momento mágico. En los barrios de la ciudad, los bares de toda la vida, obtienen notables críticas por quienes sufren con sus especialidades. Como en el bar Toribio en la calle Plus Ultra, donde después de 32 años, se ofrecen los típicos embutidos con pisto o habitas, variedades muy conocidas y demandadas en el típico almuerzo valenciano.

Lo mismo sucede, allá por el Ensanche. En la calle Burriana, en La Piula, que llena hasta la bandera la mayoría de las jornadas, pero más aún los viernes. Día elegido por sus propietarios para que pidan el famoso bocata de calamares que no parece tener nada que envidiar a los de fabricación madrileña.

Pero volviendo a los orígenes e historia de este llamativo tentempié, es obligado desplazarse hasta la zona de huerta para reencontrarse con la costumbre. En el restaurante Ca Xoret de Meliana, mantienen viva la tradición, ofreciendo a diario platos de enjundia además del tradicional bocadillo. Verduras, salazones, guisos como el all i pebre, caracoles y combinaciones varias se muestran como tentaciones adornadas por panadería y caldos de calidad.

Es en este restaurante donde como guinda al banquete de este reportaje, nos obsequian con el anteriormente mencionado remate cafetero de un buen manjar, el cremaet. Presentado con granos de café, canela y miel de romero para acompañar al destilado elegido quemado para gozo de puristas y neófitos en este arte culinario del almuerzo valenciano.

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