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REDACCIÓN/EFE
Sábado, 2 de mayo 2015, 00:24
valencia. La Conselleria de Presidencia y Agricultura, Pesca, Alimentación y Agua va a empezar a controlar la maquinaria agrícola que realice labores de cultivo del arroz, especialmente la procedente de zonas donde está presente el caracol manzana, el Delta del Ebro, para impedir su llegada a la Comunitat Valenciana.
Las máquinas de labor en el cultivo del arroz que provengan de fuera de la región deberán comunicar a la conselleria la fecha y el lugar en el que se desarrollará la actividad, con una antelación mínima de un mes en el caso de cosechadoras y 15 días para el resto de maquinaria, según informa un comunicado de la Generalitat.
En el caso de que la máquina proceda de zonas demarcadas con presencia de caracol manzana, que ahora sólo es el Delta del Ebro en Cataluña, deberá presentar además una certificación emitida por la autoridad competente de la zona de origen en el que se especifique que se ha procedido a la limpieza de la máquina para evitar la propagación de la plaga.
Además, los productores de arroz, las agrupaciones de regantes y 'tancats' colaborarán en la vigilancia de los arrozales y las acequias, y comunicarán al Servicio de Sanidad Vegetal cualquier sospecha de la posible presencia del caracol manzana en sus terrenos.
La Conselleria indica que las prospecciones y controles efectuados desde la publicación de la decisión de ejecución 2012 han puesto de manifiesto la ausencia de ejemplares del 'Pomacea' en el territorio de la Comunitat.
Se trata de una especie exótica invasiva que constituye una plaga importante tanto en el cultivo del arroz -considerada entre las más importantes-, como en los humedales que constituyen su hábitat natural, donde pueden desarrollarse rápidamente y es muy difícil su control y erradicación. En la Comunitat Valenciana existen cerca de 15.000 hectáreas dedicadas al cultivo del arroz, con una producción próxima a 115.000 toneladas.
La invasión de esta especie es algo que inquieta, y no poco, al sector. «Estamos preocupados porque estos caracoles son tremendos y se reproducen a una velocidad endiablada. Las parcelas desaparecen arrasadas como si se tratase de las antiguas plagas de langosta, por lo que nos jugamos el sustento de 4.000 familias». Miguel Minguet, responsable de la sectorial arrocera de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), reconocía la semana pasada su preocupación con estas palabras a LAS PROVINCIAS.
Imposible de erradicar
El problema, según advirtió, es que en ninguna de las zonas en las que este caracol ha llegado ha sido posible erradicarlo. «La conselleria está haciendo inspecciones con los pocos medios que tiene. Pero lo único que podemos hacer es tratar de detectarlo lo más pronto posible porque las puertas de entrada son muy amplias. Es una situación muy preocupante por los elevados descensos en los niveles de rentabilidad de las parcelas», añadió Minguet.
Enric Bellido, responsable de la sectorial arrocera de La Unió de Llauradors y Ramaders, mostró su temor de que la plaga de caracol manzana llegue a las plantaciones de la Albufera «de un momento a otro».
En esta línea, ya advirtió que estos animales podrían alcanzar los arrozales valencianos por varias vías, una de ellas la que ahora quiere evitar la Conselleria de Agricultura. «Los huevos pueden venir adheridos en máquinas cosechadoras, en las semillas o plantones. Incluso entre las plumas de los patos y fruto de la acción humana, por un descuido o por alguna acción malintencionada».
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