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J. F.
Martes, 8 de septiembre 2015, 10:39
El ingeniero de caminos, canales y puertos Claudio Gómez Perretta ha fallecido en Valencia a los 90 años de edad.
Gómez Perretta fue quien ideó, junto al arquitecto Fernando García Ordóñez el traslado del cauce del río Turia por sur deValencia, propiciando posteriormente la conversión del antiguo lecho en el magnífico jardín urbano que es hoy día.
La misa córpore in sepulto de Gómez Perretta tendrá lugar este martes 8 de septiembre a las 13 horas en la capilla del Tanatorio Municipal de Valencia, donde a continuación se procederá a su incineración.
El funeral por su eterno descanso se celebrará el próximo día 15 de septiembre a las 19 horas en la Parroquia San Isidoro Obispo, en la calle Jaime Roig de Valencia.
«Yo aparecí en Valencia en 1956 con veintitantos años y García Ordóñez me pidió que fuera a la Confederación Hidrográfica del Júcar. Me preguntó si se podía desviar un barranco; ese barranco era el río Turia. Era mayo de 1957», declaró hace unos años en una entrevista a LAS PROVINCIAS, donde era colaborador habitual desde las páginas de opinión. En esas tribuna no dejaba de plantear problemas y proponer soluciones para conseguir una Valencia mejor. Desde cómo conseguir un centro histórico, «el de mayor tamaño de toda España», donde se pusiera en valor su riqueza y variedad patrimonial, hasta su defensa del corredor mediterráneo que planteaba como reivindicación irrenunciable.
Nacido en Segovia, Claudio Gómez Perreta debe su segundo apellido a su abuelo italiano. Su trayectoria profesional ha sido larguísima pues ha seguido trabajando hasta prácticamente el final de sus días, manteniendo una actividad frenética en su despacho, siempre cubierto de planos y nuevos proyectos. De hecho, se puede decir que no ha habido un gran proyecto en esta ciudad en el que no haya sido protagonista.
De sus planos surgieron, por ejemplo, el paso de Contreras que concluyó la tan deseada autovía A-3; el trazado para el AVE que ha acercado Madrid a nuestra capital y la construcción de la avenida de Aragón.
«Y eso que yo quería hacer navales, pero al final me decanté por caminos. Menos mal: hubiera hundido la flota», decía haciendo gala de su buen humor.
Ha sido padre de seis hijos, entre ellos, un ingeniero de telecomunicaciones y un arquitecto; también médicos, economistas y un psicólogo.
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