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PACO MORENO
Viernes, 1 de enero 2016, 23:32
Como si fuera una mascletà, aunque con matasuegras, gorritos vistosos y uvas en la mano. Eso es lo que ocurrió la pasada Nochevieja en la plaza del Ayuntamiento de Valencia, donde acudieron 15.000 personas para recibir el Año Nuevo, según informaron ayer fuentes del gobierno municipal.
Ayer poco antes de las diez de la mañana todavía eran visibles los efectos de la fiesta, aunque las brigadas de limpieza se aplicaron durante la madrugada y los operarios se dedicaban a repasar los rincones más castigados y a vaciar las papeleras en las calles aledañas.
Las mismas fuentes indicaron que el público comenzó a llegar a las once de la noche de «una manera ordenada por los accesos establecidos», en referencia a lugares como las calles Correos, Marqués de Sotelo y la calle San Vicente.
«La afluencia se considera como si se tratara de una mascletà, incluso superior», precisaron. Fuentes de la Policía Local indicaron que el público llegaba hasta las inmediaciones de la avenida María Cristina, pese a que el epicentro de la fiesta era el balcón del Consistorio, donde varios dj's se encargaron de hacer bailar a miles de personas.
La asociación de comerciantes del centro propuso ayer repetir el próximo año la experiencia. El Consistorio se ha gastado 30.000 euros en contratar los animadores musicales, los juegos de luces y el resto de infraestructura para la fiesta. Quedó pendiente el disparo de pirotecnia debido a los informes técnicos contrarios del área de Industria de la Delegación del Gobierno y de la Guardia Civil.
En todo caso, la entidad de comerciantes dijo a modo de balance que «ha quedado bien, el público se ha divertido y apenas se han registrado incidentes». Una de las zonas más sensibles era la pista de patinaje sobre hielo, la principal atracción de estas Navidades en el centro, donde había contratado un vigilante para evitar vandalismo.
El único incidente fue el robo de tres figuras de renos que decoran la parte infantil. «La cantidad de público era tremenda y el vigilante ni se dio cuente», precisaron. No obstante, los encargados del mantenimiento revisaron a las cinco de la mañana la instalación eléctrica que sirve para enfriar la enorme explanada de hielo. «Estaba todo bien, sin ningún desperfecto», dijeron.
El decomiso de botellas de alcohol, con el mismo tratamiento que en las fiestas de Halloween, fue uno de los motivos de que la noche discurriera tranquila. «Había 65 policías desplegados, 15 personas de seguridad y tres ambulancias», indicaron desde el Ayuntamiento.
A las dos y diez de la madrugada comenzó la limpieza, tras una fiesta a la que acudió el alcalde Joan Ribó para tomarse las tradicionales uvas. El concejal de Cultura Festiva, Pere Fuset, dijo que «ahora comienza el trabajo de la consolidación de esta fiesta, en la que para el año que viene esperamos que sea posible integrar un elemento tan valenciano como la pirotecnia».
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