![Un sarcófago en la acequia](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/pre2017/multimedia/noticias/201601/03/media/93092046.jpg)
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VICENTE LLADRÓ
Martes, 5 de enero 2016, 19:41
Un valioso sarcófago tardorromano se encuentra en medio del marjal de Sueca, donde es utilizado como puente en una acequia, para facilitar la entrada a un arrozal. Es de una pieza, hecho a base de vaciar un bloque de piedra caliza, y tiene amputadas las dos cabeceras, para facilitar en su día la actual utilización agrícola, que se prolonga al menos desde hace un siglo.
Se conoce bien su existencia, en el mismo lugar inapropiado en que está hoy, como mínimo desde 1921, sin que desde entonces se haya hecho nada a nivel oficial para preservarlo de expoliaciones, estudiarlo y mostrarlo como se debe en algún museo.
El padre Amado Burguera, que fue párroco de la Virgen de Sales, en Sueca, y notable cronista de esta villa, incluyó el hallazgo en el campo de este sarcófago en un libro que editó en 1921, en el que aparece fotografiado junto al propio cura, quien comenta con apreciable sentido del humor: «Los naturales del lugar, de todo sacan sustancia».
Se trata de una pieza arqueológica excepcional. Según el arqueólogo Miquel Martí es un 'arca lapidea' que dataría del siglo IV y puede que fuera 'reutilizada' en el VI, a tenor de otro hallazgo mortuorio, una jarrita ungüentaria de Tierra Santa, que apareció relativamente cerca, en la 'Muntanyeta dels Sants de la Pedra', y actualmente se encuentra en la Biblioteca Suecana.
Martí cita que el padre Amado encontró en la misma 'Muntanyeta' otros restos arqueológicos de enterramientos de distintas épocas, lo que lleva a pensar en la existencia de destacadas necrópolis. Si hoy no se encuentran a la vista es porque en gran medida fueron destruidas por las canteras que desguazaron parte del promontorio, así como deshicieron por completo otros dos que estaban al lado. No obstante, Miquel Martí supone que debe haber necrópolis más antiguas que permanecen enterradas, porque el actual nivel de los campos que circundan la 'Muntanyeta' corresponde a depósitos aluviales relativamente recientes y aterramientos de campos para poder cultivarlos.
Hay un dato que habla por sí solo de que este lugar fue habitado desde antiguo: el hallazgo (también por el padre Amado) de restos humanos que datarían de hace 1,3 millones de años, tan antiguos como el 'homo antecessor' de Atapuerca.
Para el arqueólogo Martí, la existencia de esa colina rocosa en medio del agua, cuando los campos actuales no eran todavía ni lago, sino mar, debió de representar algo mágico, por lo que se le dotó de una condición sagrada que aún perdura. De ahí que fuera el lugar de enterramiento elegido por parte de personas pudientes, como lo atestigua la citada jarrita, cuya adquisición solo podían permitírsela personalidades de la élite social y religiosa. La jarrita contenía óleo sagrado traído de Tierra Santa y su misión era esparcirlo lentamente sobre el cadáver, para lo que dispone en su base de un orificio en cruz.
Otro dato que cita Martí en apoyo del histórico carácter sagrado de la 'Muntanyeta' es el hecho de que a su alrededor existan surgencias naturales de agua dulce ('els ullals dels Sants i de Baldoví'), que siguen manando hoy pero que en épocas pasadas contarían con un carácter aún más excepcional, pues los verían como manantiales milagrosos al estar rodeados de agua de mar y posteriormente salobre.
El sarcófago que se encuentra de puente sobre una acequia de riego es de los poquísimos de este tipo que existen en la Comunitat Valenciana. En la provincia de Valencia únicamente hay otros dos hechos de una pieza; uno de ellos, que es el único decorado con relieves, es el atribuido a la sepultura de San Vicente Mártir; el otro, sin decorar, similar a este de Sueca, es el de la Boatella de Valencia. De ahí la relevancia de esta 'arca lapidea' que permanece en medio del campo.
Sin embargo, Miquel Martí apunta que «aún hay que agradecer a este uso agrícola que nos sorprende que el sarcófago, aunque amputado, haya llegado hasta nuestros días, porque muchos otros similares sirvieron para quemarlos en hornos y hacer cal».
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