Las obras en la catedral sacan a la luz restos que podrían pertenecer a la antigua mezquita

El subsuelo de la Catedral de Valencia no ha dejado de dar sorpresas al equipo del arquitecto conservador de la Seo, Salvador Vila, en los 18 meses que ha estado trabajando en la restauración y ampliación del Museo Catedralicio Diocesano, que prevé reabrir sus puertas el próximo junio.

A los restos hallados (tres casas, rejas y un cementerio) de parte del entramado urbano de la Valencia romana, se unen, por ejemplo, restos visigóticos e islámicos, que podrían pertenecer a la antigua mezquita de Balansiya, según desveló ayer Vila, aunque precisó que será «difícil» comprobarlo ya que se desconoce cómo era el edificio sobre el que se erigió la Seo.

Se suman ventanales y puertas góticas, ya que la excavación se ha topado con pavimentos y cimientos de edificios anteriores, como el muro del siglo XIV que da acceso a la antigua sala capitular de la catedral, actualmente reconvertida en la capilla del Santo Cáliz. Precisamente este espacio será, con toda probabilidad, la salida tras completar la visita al museo ya que se ha recuperado un acceso directo.

Para Vila, ha sido «emocionante» encontrar los distintos restos «y compararlos con los antiguos libros de obra de la catedral, porque hemos comprobado que se ajustaba a lo allí descrito». De ahí que avance que continuarán los estudios una vez concluya el trabajo actual.

Otro de los aspectos que destaca de la ampliación del museo es el hallazgo de la librería medieval, desaparecida tras un incendio en 1936, que incluye una columna helicoidal central similar a la existente en la Lonja. «El contenedor en sí mismo es ya un museo», afirmó Vila. No obstante, el espacio exhibirá alrededor de 300 piezas que ya se mostraban con anterioridad a las obras y otras que estaban almacenadas, actualmente en restauración.