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Asistentes a la noche de San Juan :: Pablo Mammana
Fuego y fiesta bajo la bandera azul

Fuego y fiesta bajo la bandera azul

Más de 70.000 personas celebran la entrada del verano en la playa durante la noche de San Juan

ÁLEX SERRANO

Viernes, 24 de junio 2016, 00:04

Era inevitable, pero lo cierto es que las playas del Cabanyal y de la Malvarrosa se convirtieron ayer en un gran botellón en una edición multitudinaria de la noche de San Juan, amplificada porque este año caía en jueves y se convirtió en la cita ineludible para miles de personas en la arena.

El reparto de leña comenzó a las 19 horas y apenas una hora después ya no quedaba madera en ninguno de los nueve lugares habilitados. Las 35 toneladas que había puesto el Ayuntamiento a disposición de los asistentes se quedaron muy cortas, y además, recibieron críticas por el grosor de algunos de los troncos provenientes de los restos de poda de toda la ciudad. La hora punta fue las ocho de la tarde.

La Policía Local realizó inspecciones aleatorias en las bolsas de las personas que accedían a la playa. El objetivo era que no entraran con botellas de vidrio o llevando madera con clavos que pudieran causar heridas o afectar al dispositivo de limpiezaprevisto esta mañana.

De madrugada la fiesta continuó en su máximo apogeo en las playas de la ciudad. Una vez más, San Juan reunió a miles de personas que organizaron fiestas y cenas en la arena de las zonas de costa en las que ya ondea la bandera azul que reconoce su excelencia.

Además de mucha gente joven, que siguen conformando el grueso de los asistentes, ayer, como otros años, se pudo constatar que San Juan empieza a tener mucho tirón también entre las comunidades de inmigrantes. En la orilla se vieron grupos provenientes sobre todo de América Latina. «He venido porque es un momento del año en el que podemos estar todos juntos y disfrutar del fresquito de la playa», dijo una joven.

Conforme caída la noche, la playa se llenó del humo de las hogueras y la gente se animó a hacerse barbacoas con las brasas del fuego. No faltaron buenas raciones de chuletas, chorizos y morcillas.

La de ayer fue una noche larga para los servicios de Policía Local, Bomberos, Protección Civil y Cruz Roja que montaron el puesto de mando frente al hospital Malvarrosa. El entorno del centro sanitario se convirtió en el punto más concurrido de la noche de San Juan.

Humo de hogueras

Quienes más sufrieron las consecuencias fueron los enfermos ingresados en el hospital Malvarrosa. Fuentes del centro sanitario temían ya a última hora de la tarde que pasarían una noche complicada. «Nos suelen llegar siempre quejas por el humo de las hogueras que entra en las habitaciones y molesta a los pacientes», indicaron fuentes del centro hospitalario.

Avanzaba la velada y conforme crecía el consumo de alcohol, los sanitarios redoblaron sus esfuerzos para atender las urgencias. El Ayuntamiento de Valencia dará hoy un balance de la basura recogida, la utilización del transporte público y las incidencias.

Y es que, pese a los esfuerzos de la Policía Local, San Juan se convirtió en un nuevo macrobotellón de casi un kilómetro de extensión en el que, con el paso de las horas, las familias abandonaban la arena y se quedaban junto al mar los que pretendían alargar la fiesta. El Ayuntamiento había insistido a lo largo de la semana en que los asistentes hicieran un consumo responsable de bebidas alcohólicas para evitar accidentes o incluso reyertas como la que el año pasado se cobró la vida de un joven rumano.

El caos ordenado en el que se pretende transformar la noche de San Juan fue ayer menos ordenado que en otras ocasiones. Los cortes de tráfico en la plaza Armada Española empezaron más tarde de lo anunciado y la grúa municipal hizo su particular agosto en junio al retirar los vehículos aparcados en la calle Pavía, junto a la playa.

Sorprendió a propios y extraños, además, la cantidad de vehículos que circularon a media tarde por Pavía y Eugenia Viñes pese a que el concejal de Movilidad, Giuseepe Grezzi, había anunciado que sólo podrían acceder a esa zona del Marítimo el transporte público y residentes. Además, se formaron grandes atascos en la avenida de Tarongers, ya que los conductores iban en busca de aparcamiento en los solares y zonas donde el Consistorio había prohibido aparcar.

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