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PACO MORENOLAURA CHIRIVELLA
Domingo, 14 de agosto 2016, 00:07
Hablar de saturación empieza a ser ya una costumbre cuando uno se refiere al refugio municipal de perros y gatos de Benimàmet, pero es la realidad al constatar que allí viven más de 600 animales, muy por encima del número recomendable para su comodidad y cuidados adecuados.
Es verano, hace calor y el bochorno hace mella en los animales que saturan durante el periodo estival las instalaciones. Se nota que por estas fechas disminuye drásticamente el número de adopciones y allí pasan los días esperando que alguna familia decida acogerlos y ofrecerles una vida mejor.
La situación es crítica, aunque la asociación Modepran, gestora de las instalaciones de Valencia hasta el próximo 30 de septiembre, está más que acostumbrada. Y los 300 voluntarios que colaboran con la entidad, también. De estos hay unos cuarenta que son los más habituales para sacar a pasear a los perros por la huerta cercana, empaparlos con las mangueras los días de calor, recoger comida de los puestos instalados junto a supermercados o, sencillamente, construir casetas de madera para los pasillos del recinto.
Cualquier ayuda es buena a la vista de las cifras de los últimos meses. Si este mes hay 600 animales viviendo en Benimàmet, en junio había más de 700 perros y gatos. El motivo del descenso ha sido una mortandad inusual de gatos por una enfermedad, además de la necesidad de recolocar algunos en el medio millar de colonias en Valencia, indicaron fuentes de la entidad.
La saturación ha llegado a tal extremo que el Ayuntamiento negocia con la Diputación la cesión de un espacio en el área metropolitana donde instalar un nuevo centro de acogida. La concejal de Bienestar Animal, Glòria Tello, ha descartado construirlo en una parcela junto al Bioparc, en la avenida Pío Baroja, debido a que el solar está sujeto a la concesión a Rain Forest S. L.
Mientras, la actividad en el refugio es un ajetreo constante. Los voluntarios que acuden a diario no tienen tregua y todos, cachorros y mayores, reclaman por igual la atención de sus cuidadores. A primera hora toca limpiar y acondicionar el lugar, mientras los ladridos de los perros rompen el silencio del lugar.
Los gatos tienen su espacio aparte en una habitación del edificio central para evitar que se escapen. Allí conviven e incluso aceptan la visita de algún que otro can. Aún así, son los más pequeños los que requieren mayor atención, ya que su alimentación depende de la toma diaria de un biberón.
En los últimos meses, el saldo ha sido siempre negativo para el refugio en el balance de entradas y salidas. En junio llegaron 60 animales, otros 45 en mayo y una treintena en abril. Un goteo constante por el aumento de abandonos que todas las campañas de adopciones no son capaces de reducir de manera clara.
El motivo es, comentaron fuentes de Modepran, la falta de actuación decidida en los pueblos de l'Horta, en forma de campañas de control de microchip. «Como en Valencia no se sacrifican, vienen a abandonarlos aquí. Eso es un hecho constatado por la Policía Local», que ha podido detectar varios casos.
Desde la entrada al recinto se evidencia que no hay sitio para todos. Las jaulas están llenas y aquellos que no tienen tanta suerte y llevan más tiempo en el lugar, son los que se encuentran a primera vista. Con la mirada cansada esperan que alguien decida ofrecerles un hogar.
La adopción es relativamente sencilla: «Tienen que venir aquí y rellenan un formulario de preadopción, donde intentamos averiguar qué animal es el que más les conviene». El adoptado sale con el microchip puesto, todas las vacunas y el pasaporte canino en regla. Otra cuestión es cuando se trata de un perro potencialmente peligroso. «Antes deben sacar un certificado de penales para demostrar que no han sido condenados por un delito violento, así como un test psicotécnico», dicen.
Dentro de los problemas también hay motivos para la esperanza. Algunas cadenas de supermercados se han decidido a hacerles un hueco y dejarles un espacio en las puertas o donar alimentos.
La mayoría de los animales que llegan a la Protectora han sido abandonados y el 90% carece de microchip. El Ayuntamiento basa su ordenanza en la Ley de Protección Animal, que tiene más de una década, por lo que las mismas fuentes confiaron en que la nueva normativa, ahora en fase de borrador, suponga un endurecimiento del castigo por abandono. Hasta con 6.000 euros se puede sancionar por estos casos.
«Si no hay una denuncia inmediata, entonces se considera abandono cuando se localiza a los dueños», comentaron. Otro de los problemas derivados es la falta de actualización de los datos del microchip, lo que tampoco está perseguido por la Administración.
Pese al anuncio de Tello, la construcción de un segundo refugio es algo a considerar a medio plazo. Este verano, los animales seguirán pasando calor debido a las planchas antirruido, colocadas en su día por las quejas de los vecinos debido a los ladridos, pero que cortan la brisa.
«Agosto está siendo mejor porque ha bajado algo el calor, pero julio ha sido malo y hemos tenido que encender los ventiladores», resumen. Sobre la reforma de la ordenanza, añaden que «el abandono ya se considera un delito leve y los casos de maltrato pueden llegar a 18.000 euros de multa», citando esto como ejemplo de que es necesario endurecer el apartado de sanciones en la ordenanza de Valencia.
Tello recordó hace unos días que intenta también encontrar una parcela en Valencia para un segundo refugio, algo para lo que colaboran las concejalías de Patrimonio y Urbanismo. Subrayó que, «a pesar de que el actual convenio prevé que la entidad gestora aporte un segundo centro para descongestionar, somos conscientes de que el centro de Benimàmet resulta totalmente insuficiente para alojar a los animales con la política de sacrificio cero que queremos seguir».
La situación en las colonias de gatos no es mucho mejor. El Ayuntamiento ha firmado recientemente un acuerdo para la esterilización de hembras, con un coste de 18.000 euros. Además, también se quiere regular y avalar de alguna manera el trabajo de las gateras, las voluntarias que cuidan de cada una de las zonas de cría en solares, jardines y hasta cementerios.
Como publicó LAS PROVINCIAS, el convenio con Modepran no será prorrogado a partir del 30 de septiembre. El motivo es el concurso pendiente de licitación para la asistencia veterinaria y de mantenimiento, tanto en el refugio de Benimàmet como para el de animales exóticos en las Moreras.
El propósito es «incrementar el control municipal y mejorar las condiciones en que se gestiona el actual centro de acogida, un asunto que hace muchos años que se habría de haber abordado». Modepran se ha mostrado dispuesto a presentarse al concurso, una vez se conozcan las condiciones económicas, que ahora están en 420.000 euros anuales (IVA incluido), una cantidad más baja que hace unos años.
La iniciativa del gobierno tripartito ha despertado las primeras críticas de la oposición. La concejal del grupo popular Lourdes Bernal defendió que sea una asociación protectora la encargada del refugio de Valencia. No obstante, la ruptura del convenio era una noticia más que probable por las críticas de Modepran a la falta de apoyo del Consistorio en los momentos de mayor saturación del refugio.
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