El Consorcio tutelará el diseño y fachadas del hotel de 30 plantas en la Marina

El futuro hotel de 30 plantas que se levantará en la dársena interior será, sin duda, uno de los nuevos iconos arquitectónicos de la ciudad. De ahí el interés del Consorcio Valencia 2007 en incluir algunos elementos de control en el pliego de condiciones del concurso.

El director general de la entidad, Vicent Llorens, citó fundamentalmente dos. El primero es que se llevarán más puntos las propuestas que alcancen las 30 plantas, para penalizar de este modo la ocupación excesiva de la parcela, que el plan de usos sitúa entre el edificio del Reloj y el tinglado 4. «Queremos que haya una cesión de terrenos para usos comunitarios», comentó.

Así se persigue una de las premisas del plan, es decir, la abundancia de espacios públicos para una mejor integración con el resto de la ciudad. En el lugar de la parcela se levanta ahora la antigua estación Marítima, que desaparecerá por completo. Los solares han tenido que dividirse en dos para encajarlo en el planeamiento municipal y en los terrenos portuarios.

El segundo elemento de control será el mismo diseño del edificio, sobre todo la fachada y cómo queda con el entorno. Los técnicos del Consorcio trabajan ahora en un estudio de integración paisajística que se añadirá al concurso.

Además, Llorens dijo que el pliego de condiciones «desarrollará una normativa sobre la calidad de las fachadas». La idea de los redactores del plan de usos es que el hotel sirva como prolongación del nuevo barrio del Grao, donde la previsión es llegar incluso a las 50 plantas.

El concurso del hotel será oficial antes de que acabe el año, como una nueva línea de ingresos para las maltrechas arcas de la entidad. La deuda por la remodelación de la dársena es un lastre que atenaza las cuentas del Consorcio, con alquileres embargados y acuerdos políticos pendientes con el Gobierno.

Con las nuevas concesiones se pretende poner en negro las cuentas, es decir, salir de pérdidas. Al hotel, cuando se construya, habrá que añadir el varadero y la gestión de los amarres, que como publicó LAS PROVINCIAS se estudia sacar a concurso en una única oferta, para evitar competencia desleal entre empresas con servicios parecidos.

El plan de usos es muy flexible y permite la construcción de más hoteles, tanto en edificios de nueva planta como rehabilitados. En total hay cinco previstos, aunque sin duda el que más interés tiene será el de 30 plantas. Estará ubicado justo enfrente del otro icono arquitectónico de la Marina, el Veles e Vents, construido como edificio de invitados en la Copa América y que recientemente ha sido adjudicado a un grupo de empresas para la apertura de restaurantes y locales de copas.

Otro inmueble muy potente de posible uso hotelero son los Docks, en la calle Doctor Marcos Sopena, fuera del ámbito de gestión del Consorcio pero dentro del plan de usos. El edificio ha funcionado desde el arranque del evento náutico como discoteca y pizzería, aunque está cerrado desde hace meses.

En este caso se permite el añadido de dos plantas y formó parte del proyecto de una multinacional que aspiraba a la gestión de un gran complejo hotelero y un casino, aunque finalmente desistió entre críticas hacia el gobierno municipal por la falta de apoyo para el proyecto.

En los últimos tiempos ha entrado otro factor en juego, como es la apertura en Valencia de un CaixaForum, un edificio cultural de primer nivel costeado por CaixaBank. No hay nada cerrado, en una iniciativa que busca ubicación en Valencia desde hace lustros.

Acerca del hotel de 30 plantas, la edificabilidad máxima alcanza los 33.540 metros cuadrados, en una parcela mínima de 4.000 metros cuadrados. Sus referentes más cercanos son los hoteles construidos en la Marina de Barcelona, que en pocos años han contribuido a revitalizar el litoral de la ciudad condal.

El plan de usos fue presentado en octubre de 2013, aunque ahora están en completa revisión. Sobre el planeamiento no se prevé ninguna modificación, dado que se trata de un plan tan flexible que en la práctica, los solares e inmuebles se pueden alquilar casi para todo. La excepción se encuentra en el uso residencial, dado que las promociones de viviendas están prohibidas por la legislación portuaria. Así las cosas, lo mismo sucede con el tinglado 2, donde finalmente la empresa que opte a su gestión tendrá que hacer frente a la rehabilitación del inmueble modernista, antiguo lugar de carga y descarga de los barcos.