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Á. SERRANO/A. DASÍ
Martes, 18 de octubre 2016, 00:47
La quema de la paja del arroz en la Albufera llegó ayer a los barrios del sur de Valencia. El humo proveniente de las quemas «ahogó» barrios como San Marcelino o San Isidro y en localidades como Algemesí o Alfafar los vecinos denunciaron que apenas se podía respirar y que hubo colegios que no sacaron a los niños al patio para evitar que respiraran el humo.
Y es que los municipios más cercanos al marjal como Catarroja, Silla, Massanassa, Benetússer, Alfafar e incluso Torrent son los que más sufren las consecuencias de la quema de la paja del arroz por su cercanía y los vecinos se sorprenden de que se hayan vuelto a retomar estas prácticas que hacía años que no se producía. El humo llega a estas localidades dependiendo del viento y ayer fue especialmente denso, agravando los problemas respiratorios de los asmáticos y alérgicos, y provocando picores en los ojos y la garganta que no censan durante todo el día.
Las protestas de los residentes en estas poblaciones se centran en que los arroceros deberían esperar a que el viento sople de poniente para evitar que la humareda llegue al casco urbano y provoque estas consecuencias en la salud de los vecinos.
Lo cierto es que según la resolución de la Conselleria de Medio Ambiente, las quemas, que se permiten de 13 a 18 horas entre el 3 y el 29 de octubre, se permiten únicamente dependiendo de determinadas condiciones meteorológicas. Según el parte meteorológico diario que emite la Conselleria de Medio Ambiente y que remite a los consejos agrarios, la previsión era que la quema podía realizarse sin problemas. Los vientos provenían del este, por lo que en el sector oeste se podía proceder a la quema.
Horas y zonas determinadas
En concreto, según la resolución, la Albufera se ha dividido en cuatro sectores: norte, sur, este y oeste. En cada uno de ellos, se puede quemar la paja sobrante con vientos de determinadas velocidades, que oscilan entre los 15 y los 20 km/h. La orientación en que sopla el viento también es importante: solo se puede quemar la paja cuando el viento lleva cualquier dirección menos el este, como ayer estaba previsto que soplara entre las 14 y las 18 horas.
Sin embargo, desde la propia conselleria reconocían ayer que hoy analizarían los datos respecto al viento y su procedencia para ver «qué ha pasado». «Es difícil predecir hacia dónde va a soplar el viento», reconocía ayer Delia Álvarez, directora general de Prevención de Incendios Forestales de la Generalitat, que admitía que el humo se detectó con facilidad en la ciudad: «Todos lo hemos notado». Álvarez insistió, además, en que la quema de la paja sobrante tras cultivar arroz es una solución temporal. «Tenemos que seguir viendo alternativas si vemos que no es efectivo. Habrá que buscar un sistema más estricto», aseguró la directora general.
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