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Una parte del museo arqueológico, el pasado verano. damián torres
La Almoina de Valencia se deteriora por la falta de controles de calor y humedad

La Almoina de Valencia se deteriora por la falta de controles de calor y humedad

El centro arqueológico que alberga la ciudad romana carece de un sistema efectivo que evite la ruina de restos orgánicos y metálicos

P. MORENO

Jueves, 21 de septiembre 2017, 20:08

El jefe de la sección de Arqueología del Ayuntamiento y director técnico del Museo de la Almoina, Albert Ribera, alertó ayer del deterioro de valiosas piezas que se encuentran en el centro arqueológico situado a espaldas de la Basílica de la Virgen. El motivo es el perjuicio que causa el calor y la humedad a los restos orgánicos y piezas metálicas que componen parte de la exposición, un recorrido desde la Valencia fundacional hasta la Edad Media. El recinto carece de sensores adecuados que midan la temperatura, sobre todo capaces de guardar los datos para un análisis.

Esta situación es especialmente peligrosa al hallarse la mayor parte del museo municipal por debajo de la cota de la calle, una exposición dominada por una inmensa lámina de agua sobre cristales que ha causado varios quebraderos de cabeza a los responsables del museo debido a las filtraciones periódicas.

Ribera indicó que el museo ha cumplido diez años (fue inaugurado en diciembre de 2007) y que por lo tanto necesita una revisión integral. Destacó carencias como la ausencia de un control integral de temperatura y humedad. «De vez en cuando se han puesto sensores y hay un estudio de la Politècnica que habla de los efectos de esta situación en el museo, aunque no hay nada permanente». El técnico tiene previsto elevar una propuesta a la concejalía de Cultura para que sea considerada en las inversiones del próximo año.

«Lo que menos me preocupa son los audiovisuales», dijo sobre el apagado de pantallas donde se explica la historia del edificio más cercano o algún momento decisivo para el desarrollo de la ciudad. El director técnico consideró incluso la posibilidad de modificar itinerarios y reubicar alguno de los monitores.

Acerca de la propia lámina de agua, opinó que es partidario de quitarla aunque admitió que se trata de una obra costosa y compleja. Unas filtraciones de agua detectadas en 2013 obligaron aquel año a desecarla y colocar una lona protectora. Esto se hizo para evitar el efecto lupa y que se deteriorase aún más los restos arqueológicos por el calor.

«Aquí dentro hemos llegado a tener 30 grados centígrados», consideró el arqueólogo, que en su día elogió la colocación de la lona porque la contemplación de los restos resultaba más adecuada. Sobre una posible reclamación de las obras a la empresa adjudicataria de las obras, comentó que esa vía está cerrada. «La constructora que hizo la plaza culpa a la empresa que realizó el montaje del museo y esta compañía ha desaparecido». Por este motivo, será el Consistorio el encargado de lidiar con las inversiones necesarias. Hace años tuvo que repararse parte del pavimento al resultar hundido por el paso de un camión, y también se repuso la silicona que sella los cristales.

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